Michel de Certeau tiene en esta obra un objeto privilegiado: la historia religiosa de los siglos XVI y XVII. Desde una perspectiva teorica que no disocia el trabajo historiografico de la investigacion historica -de alli su insistencia sobre la alteridad del pasado, la necesidad de una distancia critica y de un respeto sin complicidad-, el autor indaga acerca de la confusion, el fervor, los escritos y las reformas de aquellos creyentes belicosos e inquietos, marcados por la fractura de la cristiandad