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© Derechos de edición reservados. Letrame Editorial. www.Letrame.com info@Letrame.com Colección: Novela © Daniel Boixeda de Miquel Edición: Letrame Editorial. Maquetación y Diseño de portada: Letrame Editorial. Fotografía de cubierta: © Unsplash.com - Andrew Neel ISBN: 978-84-16916-26-9 Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor. Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas. «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).»
A mi hermana Maríta, compañera en este duro mundo de la narrativa literaria y que fue la que me animó a dar el paso. A todos aquellos que han creído en mi
 No solo la de Serrat. Me gustan muchos de los cantautores contestatarios.  Es sorprendente en una policía  dice girando la cabeza para mirarla mejor, desviando los ojos de la carretera.   ¡No porque! Los policías somos personas normales. Además, yo soy una policía un poco diferente al concepto que todo el mundo tiene de la policía. Yo me dedico a la investigación policial. No voy corriendo por las calles detrás de los malhechores. Y… ! no apartes la vista de la carretera! No vayamos a tener un disgusto.  Cuando das órdenes sí que se nota que eres policía. Siguiendo con esta conversación intrascendente, que les permite relajarse algo de la tensión que ambos tienen, transcurre el tiempo hasta que llegan a su destino en Bilbao. No sin dificultad, encuentran aparcamiento cerca del domicilio de la madre de Iker en la calle Iparraguirre. Sacan las maletas del automóvil y se dirigen cargados con ellas al piso familiar.
  Dejad el equipaje aquí. Ramiro se hará cargo de él y os lo dejará en vuestras habitaciones   traspasa el umbral de la puerta y con un gesto les indica que lo sigan. Cuando los tres amigos entran en la parcela, se quedan asombrados por las dimensiones del jardín, que se continua por los lados y detrás de la casa. Avanzan por un camino de piedra hasta un gran porche situado en la entrada de la vivienda, dos escalones por encima del jardín. Juan da dos golpes en el portón con un picaporte metálico y al poco tiempo abre la puerta una doncella de mediana edad vestida con un uniforme gris perla y un delantal blanco, que al reconocer a Juan se retira a un lado para permitirle el paso y le saluda con una inclinación de cabeza.  Os presento a Nancy. Está con mis padres desde hace muchos años. Es toda una institución en esta casa. Nancy al oír estas palabras, ruborizada mira al suelo como si estuviera buscando algo que se le hubiera caído. Los tres amigos saludan a la sirvienta y siguen a Juan al interior de la casa hasta el salón, donde les está esperando su madre.   Ya me estaba empezando a preocupar por vuestra tardanza. ¿Ha ido todo bien hijo?   se levanta del sillón en que estaba sentada y se acerca a Juan para darle un fuerte abrazo, tras lo que retoma la palabra y dirigiéndose a Iker comenta  usted debe ser Iker. Mi hijo me ha hablado mucho de usted.  Encantado de conocerla Doña Victoria  se aproxima a la madre de Juan para darle un beso en cada mejilla.  ¡Huy... por Dios! Llamarme Doña Victoria. No me llame usted así, me hace envejecer varios años. Mejor llámeme Vicky.   Si usted me lo permite, continuaré llamándole Doña Victoria. No es por hacerla envejecer, ya que usted se conserva muy bien. Es por respeto. Pero usted, si que no debe llamarme de usted. Tráteme como a sus hijos   se gira hacia sus amigos para presentarles   estos son mis amigos Miguel y Juan, nos conocemos desde pequeños. Íbamos juntos al colegio.  Encantada de conocerles  comenta alargando la mano para saludarles.  También a nosotros  contestan al unísono Patxi y Miguel, cogiendo la mano de la anfitriona uno detrás de otro para besársela. A continuación Doña Victoria, dirigiéndose de nuevo a Iker dice:   Sea como quieres. Doña Victoria entonces. Tendré que acostumbrarme. Es una pena que no estén en casa ni mi marido ni mis hijas. Pero esta noche durante la cena podrán conocerlos   viendo la mirada de Iker corrige esbozando una sonrisa   bueno..., los podréis conocer. Estoy segura de que estaréis cansados del viaje, así que no os voy a molestar mas. Podéis descansar del viaje hasta la hora de la cena. Nancy os indicara vuestras habitaciones.  La verdad es que no quisiéramos molestarles. Podemos ir a alojarnos en un hotel  se disculpa Iker.   !Molestar¡ ¡Un hotel! ¡Ni hablar de hoteles! Solo faltaría esto. No os preocupéis en absoluto. ¡Para una vez que tengo la oportunidad de hablar de España! Tenéis que saber que mi madre era española y nació en Guadalajara. Se paso toda la vida hablándome de su tierra natal, por lo que yo siempre me he considerado medio española. No le hubiera perdonado nunca a mi hijo si no os hubiera traído a esta casa. Así que no se hable más. ¡Os quedáis aquí y punto! Iker se queda sorprendido al ver la habitación que le habían asignado. Además de dos amplias camas, dispone de un baño completo propio. La habitación está orientada hacia la parte posterior de la casa. Una puerta de cristal velada por una persiana de madera da acceso a un amplio porche. También tiene un ventanal. La decoración con piedra y ladrillo recuerda las casas de los primeros conquistadores españoles, pero con un lujo mucho más elevado. Después de deshacer la maleta y disponer la ropa en el armario, se estira en una de las camas para descansar un rato del viaje pensando en Amaia y en el motivo por el que no había viajado a Costa Rica.
XXIX.-   San José de Costa Rica Septiembre 2007 P or la noche, mientras esperan la llegada del padre de Juan, Iker está conversando en el salón familiar con su amigo y su madre, que le hace preguntas sobre España y más en concreto sobre Bilbao, su lugar de nacimiento. De pronto suena el timbre de la puerta y al poco rato entran en el salón dos chicas. Una de ellas se acerca con decisión a la dueña de la casa y agachándose por detrás del sillón donde esta está sentada, le da un beso en la mejilla. Esta aprovecha la interrupción para decir:   ¿Cómo ha ido todo hija?   sin esperar a que su hija le conteste, dirige la mirada hacia Iker y le comenta   te presento a mi hija Mercedes y a su amiga Dolores. Le he dicho a mi hija que invitara a cenar a su amiga, así no se sentirá tan sola entre tanto chico   luego dirigiéndose a su hija añade   este es Iker, el amigo de tu hermano que tenía que venir a casa. Anda sentaros un rato con nosotros. Iker devuelve el saludo y se fija en las dos chicas. Mercedes se parece mucho a su madre con unos años menos. Es una muchacha de estatura media, con una larga melena rubia que oscila libre cuando gira el cuello, que lleva recogida por una cinta azul. En su rostro destacan unas mejillas sonrosadas y algo saltonas, que le proporcionan un aspecto saludable. Va vestida con unos vaqueros artificialmente gastados y rotos, ceñidos por un grueso cinturón de color marrón con una llamativa hebilla metálica y una blusa blanca que resalta su corpiño. Dolores por el contrario es una chica alta, de piel morena con unos labios algo abultados que lleva pintados de rojo, lo que hace resaltar su sensual boca. Va vestida con una estrecha falda blanca que le llega muy por encima de las rodillas, ajustada por un estrecho cinturón de cuero negro con unos adornos metálicos y una camiseta abierta por delante, que además de resaltar su busto, deja ver una amplia zona de su pecho. Siguiendo la indicación de Doña Victoria, ambas chicas se sientan: Dolores lo hace al lado de Iker. Al sentarse permite que la falda suba un poco más, dejando al descubierto sus bien torneados muslos.   Mi hija Mercedes es abogado y su amiga aunque también lo es, se dedica al arte. Es copropietaria de una de las mejores galerías de arte de la ciudad  comenta la dueña de la casa intentado reanudar de nuevo la conversación.   Que interesante   responde Iker sin poder apartar los ojos de aquellos muslos que se le ofrecen generosos a la vista y que le hacen olvidar todas sus preocupaciones  Me encantaría poder visitarla algún día.   Cuando quieras ... cielo   contesta Dolores sacando delicadamente un paquete de cigarrillos de su bolso, lo abre lentamente y coge entre sus dedos un cigarrillo  ¿le importa si fumo Victoria?  Puedes fumar si tu quieres. Estás en tu casa. Pero ya te he dicho otras veces que es nocivo para tu salud. Yo de ti dejaría este vicio.   Usted siempre tan estricta. ¡Para un vicio que tiene una!   enciende lentamente el cigarrillo acercando al extremo del mismo la llama de su mechero y se lo lleva sensualmente a los labios. Tras aspirar el pitillo expulsa el humo de sus pulmones formando anillos con cada bocanada mirando fijamente a Iker , dejando claro que aquel no es el único de sus vicios. Doña Victoria que ha observado la escena, interrumpe diciendo:  Esta Dolores siempre igual. Lo ha de hacer todo rayando a la perfección. ¡Incluso encender un cigarrillo! La conversación se ve interrumpida por la llegada del padre de Juan. José Domínguez, va en mangas de camisa, sobre la que destacan unos enormes tirantes color crema, que sostienen sus anchos pantalones marrones. Con la americana colgándole de un brazo, se dirige hacia su mujer e inclinándose sobre el sillón le estampa un beso sobre la frente, luego se vuelva hacia Iker para decirle:  Usted debe ser el amigo de mi hijo  mientras de adelanta con la mano extendida hacia el lugar donde está situado Iker.   Soy Iker Garmendia   afirma levantándose del sillón para estrechar la mano de su anfitrión   su hijo Juan me ha hablado mucho de usted, por lo que tenía ganas de conocerle. Su hijo le admira mucho.  El también nos ha hablado mucho de usted. Por ello le he reconocido. ¿Pero ha venido usted solo?  No, he venido con dos amigos. Están descansando. Si usted quiere puedo avisarles.   No, ...no hace falta. Deben estar cansados del largo viaje desde España. Ya tendré oportunidad de conocerlos más tarde, durante la cena. Ahora si me disculpa, tengo que hacer algunas gestiones antes de cenar. Así luego podré dedicarme a ustedes sin interrupciones   indicándole con la mano que se vuelva a sentar, se retira hacia una puerta situada en uno de los laterales del salón, que comunica con una pequeña biblioteca. A través de la puerta se puede ver una mesa de despacho de madera oscura, antes de que esta se cierre. A las nueve y media de la noche, doña Victoria le pide a su hija Mercedes que vaya a avisar a su padre, al mismo tiempo que invita a los tres amigos a acompañarla al comedor, donde les espera de pie una de las chicas del servicio. La dueña de la casa va indicando a cada uno el lugar que le corresponde en la larga mesa rectangular rodeada de sillas de madera de nogal, todas ellas forradas con una tela a rayas con distintos tonos de color marrón. En la
cabecera sitúa a su marido, reservando el lado derecho de este para misma y el izquierdo para su hija Mercedes. A su derecha sienta a Iker y a Patxi, situando entre ambos a su hija Isabel. En el lado contrario de la mesa, al lado de Mercedes acomoda a Miguel y a su hijo Juan, entre los cuales instala a Dolores la amiga de su hija. Cuando todos están ya sentados, con un gesto indica a la sirvienta que traiga el primer plato. Mientras le van sirviendo la ensalada que constituye el primer plato, Iker se fija en Isabel, la otra hermana de Juan. Aunque ambas hermanas se parece mucho, a diferencia de Mercedes, el pelo de Isabel es de color negro azabache, lo que le recuerda el pelo de Amaia. Al sentirse observada, Isabel se ruboriza e intenta desviar la mirada dirigiéndola hacia su madre, que se ha dado cuenta del azoramiento de su hija, por lo que decide iniciar la conversación.  ¿Conoces la ciudad de Guadalajara? Como ya te he comentado antes, toda la familia de mi madre es de allí.   Si he de serle sincero Doña Victoria, es que la conozco poco. Aunque he oído hablar mucho de ella. La verdad es que nunca la he podido visitar, a pesar de lo cerca que está de Madrid. Para mí siempre ha sido una ciudad de paso en mis desplazamientos a Barcelona o Zaragoza.   Pues por lo que me explicaba mi madre, te estás perdiendo varias joyas arquitectónicas. Recuerdo como mi madre me describía uno a uno los edificios de su querida ciudad. Podría repetir sus explicaciones como si me las hubiera dicho ayer. Uno de los edificios que más le gustaban era el Palacio de los Duques del Infantado con sus gruesas paredes remachadas por lo que parecen cabezas de clavos, lo que según mi madre les da un aspecto sólido y duradero. O cuando describía con añoranza el patio de los leones. Siempre he querido conocer estos lugares, pero todavía no se ha cumplido mi deseo.  Oírla a usted, Doña Victoria hace que a uno le entren ganas de visitar Guadalajara. Le prometo hacerlo cuando vuelva a España.   Dejemos estos sueños de una anciana y hablemos de otra cosa. Todavía no me habéis explicado cómo se desarrolló el concurso que los dos habéis ganado. Iker se ve obligado a explicar cada una de las fases de la competición, aportando algunas anécdotas, siendo ayudado por su amigo Juan, cuando se le olvida algo. Está explicando con entusiasmo la última fase del concurso, cuando siente un pie desnudo que lentamente va ascendiendo por su pierna hasta alcanzar la cara interna del muslo derecho. La sorpresa casi le hace detener la narración. Enfrente suyo, Dolores le mira divertida, al mismo tiempo que chupa uno de los espárragos de la ensalada con erotismo. Tras dejar sobre el plato el resto del espárrago, entorna el ojo derecho dejando caer el parpado superior. Aunque Iker logra sobreponerse, no puede evitar sonrojarse ante la clara insinuación de Dolores, lo que no pasa desapercibido a Doña Victoria, si bien no hace ningún comentario. La voz grave del padre de Juan, interrumpe la explicación para afirmar dirigiéndose a Iker:   Me ha dicho mi hijo que eres aficionado a la ornitología. Yo en mi juventud también lo fui, aunque ahora no tengo tiempo para dedicarme a las aves. Mis negocios me adsorben totalmente. En la isla del Coco podrás ver muchas aves. Como seguramente te habrás informado bien, ya sabrás que allí se han contabilizado más de 85 especies de aves, algunas son especies únicas en el mundo. ¿De todas ellas cual es la que te gusta más?  Todas las aves me gustan. Por eso he querido ver las de la isla, aprovechando la amable invitación de su hijo. Por su riqueza ornitológica.   A me gusta sobretodo una especie que es propia de la isla. Se llama cuclillo de la isla del Coco . Estoy seguro que habrás oído hablar de ella ¿Sabes cuál es su principal diferencia con otros cuclillos?  José Domínguez mira directamente a los ojos a Iker mientras formula la pregunta.   La verdad es que no sabría responderle, todavía no he visto ningún ejemplar de este pájaro, aunque he oído hablar de él   responde nervioso Iker, dándose cuenta de que el padre de Juan le está investigando.   La diferencia es muy sencilla. Mientras que los cuclillo de otras regiones tienen el dorso del cuerpo de un color grisáceo, el de nuestra isla tiende a un color café. Por otro lado la parte inferior de su cuerpo es lisa y de color gris claro en nuestros cuclillo, mientras que esta parte tiene una distribución barrada en los cuclillos de otras regiones.  Le agradezco su información Don José. Juan interviene en ayuda de su amigo, explicando que su padre ha realizado las gestiones necesarias para que puedan visitar la isla durante unos días.   Es cierto lo que dice mi hijo, y no te creas que ha sido fácil. Las visitas a la isla están muy restringidas. Pero antes tendréis que contratar un barco  interviene Don José llevándose a la boca un trozo de esparrago que ha cortado con el cuchillo. Juan aprovecha para informar a sus amigos que todo está preparado para que juntos vayan a Puntarenas al día siguiente para hacer los últimos preparativos. Una vez les han servido el segundo plato, consistente en un pastel de palmitos y pollo, Doña Victoria les pregunta sobre Bilbao. Le contesta Miguel, que hace una descripción detallada de los principales lugares de la ciudad, resaltando muy particularmente el museo Guggenheim, en tanto va saboreando el plato que tiene delante suyo, en el que destacan los granos de maíz cocido nadando en una sabrosa salsa de color miel. Mientras habla, Isabel que se ha fijado en los ojos azules de Miguel y en la fina piel de su cutis en el que escasean los pelos de la barba, no deja de mirarle. El susurro de su voz, explicando cómo es su tierra natal, hace que ella dejando de escucharle, se pierda en sus pensamientos, imaginando que los fuertes brazos de Miguel la estrechan contra su cuerpo y la protegen. También Juan se ha fijado en Miguel. Desde que lo ha conocido en el aeropuerto, no puede controlar su mirada que se le escapa hacia su persona. Admira la musculatura pronunciada del amigo de Iker, fruto de muchas horas de gimnasio. Le gusta el tono bronceado de su piel, que invita a acariciársela.
Pero no quiere que se le note que le está observando, es un secreto que ha ocultado a su familia desde que empezó a notar la atracción por los chicos durante la adolescencia. Es un secreto que no está dispuesto a desvelar a nadie. Su padre nunca admitiría sus tendencias y a su madre se le partiría el alma.   ¿Os ha gustado el postre? Es típico de Costa Rica. A mi madre le gustaba mucho. Era una mujer muy golosa. Pero el postre del que hablaba maravillas eran los bizcochos borrachos, que según tengo entendido son típicos de Guadalajara   interviene Doña Victoria para romper el silencio que se ha apoderado del comedor.  He de reconocer que los bizcochos borrachos son deliciosos  afirma Iker dirigiéndose a la dueña de la casa.  Ah... ¿Los conoces?  Claro que los conozco. Si bien son típicos de Guadalajara, se pueden encontrar en otras pastelerías españolas.   A la verdad, es que me gustan más los platos salados, como las codornices en escabeche o las migas No soy muy de dulces. Pero sobretodo, me encanta la tortilla de patatas. Eso sí, tiene que ser sin cebolla. Junto con la paella me parecen los mejores platos españoles   afirma con convicción doña Victoria secándose los labios con la servilleta.   No la contradigo. Pero en España existen muchos buenos platos. Cada región tiene los suyos y es difícil decir cual es mejor. La sopa de pescado, el bacalao al pilpil o la merluza de pincho del País Vasco, el pote Gallego, la fabada Asturiana o el cocido madrileño. Por no mencionar el gazpacho andaluz, el salmorrejo cordobés o el suquet de pescado catalán. Y así podría mencionar muchos, muchísimos más platos.  Algunos los conozco y he de reconocer que están buenísimos. Otros tendría que probarlos para saber su sabor. Tras los postres, doña Victoria invita a todos a salir al porche que esta junto al salón, frente al jardín de detrás de la casa. La temperatura de la noche invita a permanecer en el exterior. Se sientan en unos sillones de teka o sobre grandes cojines. Una sirvienta les sirve unas infusiones y después deja sobre una mesa varios licores para que cada uno pueda servirse la copa que desee. Doña Victoria se sirve como todas las noches unas gotitas de Marie Brizard, antes de sentarse y aspirar al infinito, mientras saborea con deleite el licor. La conversación se alarga hasta bien entrada la noche. El primero en retirarse es el dueño de la casa, argumentando que al día siguiente el tiene una dura jornada de trabajo, a diferencia de todos los demás, que para su suerte están de vacaciones y por lo tanto podrán levantarse tarde.