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1 Encuentro en la parroquia San Ignacio de Loyola, Milán, 20 de febrero de 2004.

2 Se refiere a la ley italiana nº 53/2003 que, siendo Letizia Moratti Ministro de Educación, reformó el sistema nacional escolar.

3 Luigi Giussani (1922—2008), sacerdote italiano, fundador del movimiento eclesial Comunión y Liberación.

4 «Volvería a brotar el canto de nuestro pueblo si el horizonte de la actividad de la ONU fuera la educación del corazón de la gente, en lugar del enfrentamiento mortal –como favorecen los que deberían aplacarlo– entre musulmanes y herederos de los antiguos pueblos, ya sean hebreos o latinos. ¡Y esto constituiría la verdadera riqueza de la vida de un pueblo! Si se diera una educación del pueblo, todos vivirían mejor. El miedo o el desprecio de la Cruz de Cristo jamás proporcionarán la alegría de vivir que se expresa en una fiesta popular o en una reunión familiar. El testimonio de Dante Alighieri se ha renovado en el dolor de la señora Coletta: “En ti misericordia, en ti piedad / en ti magnificencia, en ti se aúna / todo lo que en la criatura humana es bondad”». Luigi Giussani, Telediario de TV2, 20.30h - 18 de noviembre de 2003, tras el atentado en Nassirya en el que 19 soldados italianos perdieron la vida. Disponible en el número de diciembre de 2003 de la revista Huellas.

5 «Hermano, ¿te aburro ahora, si te hablo?»/ «Habla, no puedo dormir». «Escucho / como un roer…»«Será acaso una termita…» // Hermano, ¿has oído ahora un lamento / largo en la oscuridad?»«Será acaso un perro…»/ «Hay gente en la puerta…»«Será acaso el viento…»// «Escucho dos voces suaves, suaves suaves…» / «Acaso sea la lluvia que cae bellamente.» / «¿Escuchas esos toques?»«Son las campanas». // «¿Tocan a muerto? ¿dan las horas?» / «Acaso…» «Tengo miedo…» «También yo». «Creo / que truena: / ¿cómo haremos?» «No lo sé, hermano: / estate cerca, estemos en paz: seamos buenos» / «Sigo hablando, si te gusta. / ¿Recuerdas, cuando por la cerradura // venía la luz? «Y ahora la luz está apagada» // «Incluso en aquellos tiempos teníamos miedo: / sí, pero no tanto». «Ahora nada nos conforta, / y estamos solos en la noche oscura». // «Ella estaba allí, detrás de esta puerta, / y se escuchaba un murmullo fugaz, / de cuando en cuando». «Y ahora madre está muerta». // «¿Recuerdas?» «Entonces no estábamos tan en paz / entre nosotros…» «Nosotros somos ahora más / buenos…» / «ahora que no hay nadie que se compadezca // de nosotros…» «que no hay nadie que nos / perdona». Cit. en Luigi Giussani, Mis lecturas, Ediciones Encuentro, Madrid 1997, pp. 45- 46.

6 L. Giussani, Educar es un riesgo. Apuntes para un método educativo verdadero, Ediciones Encuentro, 2011.

7 En el norte de Italia se denomina así el lugar donde se desarrollan las actividades de la parroquia para los chicos.

8 Chi ciapa ciapia e chi g’ha pura scapa, en dialecto bergamasco en el original.

9 Padre Giussepe Berton, sacerdote italiano que pasó más de 40 años en Sierra Leona, dedicado a la educación de niños y jóvenes, y muy especialmente, de la recuperación y atención de niños-soldado, obligados a participar en la guerra civil que asoló el país durante una década. El padre Berton desarrolló una experiencia extraordinaria de acogida, educación e inserción civil de estos niños. En el momento en que el autor celebró este encuentro el padre Berton seguía desarrollando su actividad. Murió en junio de 2013.

10 Este encuentro tuvo lugar en Calcinate, Bérgamo, en el norte de Italia, el 5 de febrero de 2010. Dirigido a padres y profesores vinculados al colegio La Traccia, del cual Franco Nembrini era director, el curso consistió en un análisis crítico del libro de Luigi Giussani, Educar es un riesgo.

11 Luigi Giussani, Educar es un riesgo. Apuntes para un método educativo verdadero, Ediciones Encuentro, 2012.

12 Luigi Giussani, El sentido religioso, Ediciones Encuentro, 2008, p. 138. La autora inglesa a la que se refiere Giussani en este libro es Barbara Ward. Esta frase, no obstante, en otras ocasiones es atribuida al teólogo Reinhold Niebuhr, y diversos críticos afirman también que debe atribuirse al escritor Evelyn A. Waugh.

13 Luigi Giussani, Educar es un riesgo, op. cit. pp. 61-62.

14 Se refiere a la intervención de Su Santidad Benedicto XVI con ocasión del congreso Jesús es el Señor. Educar en la fe, en el seguimiento, en el testimonio. En la Basílica de San Juan de Letrán, el 11 de junio de 2007, disponible en la página web: http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cevang/p_missionary_works/infantia/documents/rc_ic_infantia_doc_20090324_boletin14p8_sp.html

15 Luigi Giussani, Educar es un riesgo, op. cit. pp. 64-75.

16 Luigi Giussani, Educar es un riesgo, op. cit. pp. 65.

17 Ibíd.

18 Dante Alighieri, Paraíso, XXIV, 89-90, Cátedra, 1988.

19 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op. cit. p. 67. Ibíd. en las dos citas sucesivas.

20 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op. cit. p. 70.

21 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op. cit. pp. 70-71.

22 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op. cit. p. 71.

23 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op. cit. p. 74.

24 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op. cit. p. 75.

25 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op. cit. pp. 77-78.

26 19 de febrero 2010. Calcinate (Bergamo).

27 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op.cit. pp. 81-82.

28 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op.cit. pp. 82.

29 Dante Alighieri, Paraíso XXXIII, 1.

30 Luigi Giussani, El sentido religioso, op. cit. pp. 58-60.

31 En italiano la expresión original es “peccato!”, lo cual permite al autor mostrar la idea de pecado que está tratando de desarrollar. La traducción española puede ser “¡qué pena!” o “¡qué lástima!”.

32 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op. cit. pp. 85-86.

33 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op.cit. pp. 82-83.

34 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op.cit. pp. 86.

35 Ibíd.

36 Ibíd.

37 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op.cit. pp. 86-87.

38 En la zona de Bérgamo y en otras partes de Italia, se ha conservado una antigua tradición por la cual los regalos los trae santa Lucía y no el Niño Jesús, como en el resto de Italia, Papá Noel o los Reyes Magos. Por tanto, la noche de los regalos es la del 12 al 13 de diciembre.

39 La Traccia es el colegio en el que trabaja Franco Nembrini.

40 Nicola Fambri, Ne vedremo delle belle. Lettere agli amici, Itacalibri, Castelbolognese 2007.

41 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op.cit. pp. 89.

42 Ibíd.

43 Ibíd.

44 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op.cit. pp. 89-90.

45 Luigi Giussani, Educar es un riesgo…, op.cit. pp. 91-92.

46 Hace referencia a la película Sant’Agostino (San Agustín), dirigida por Cristian Duguay y producida por la RAI (compañía de radio y televisión pública de Italia) en el año 2009.

47 Calcinate, Bergamo, 26 de marzo 2010.

48 50 first dates, dirigida por Peter Segal, 2004.

49 Se refiere al libro de Aldo Filosa, Bilancio settimanale. Il fascino della normalità, L’autore Libri, Florencia 2007.

50 Benedicto XVI, Carta pastoral a los católicos de Irlanda del 19 de marzo de 2010, disponible en la página web del Vaticano: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/letters/2010/documents/hf_ben-xvi_let_20100319_church-ireland_sp.html

51 Testimonio en el congreso eclesial diocesano «Jesús es el Señor. Educar en la fe, en el seguimiento y en el testimonio». Roma, 11 de junio de 2007.

52 La historia de la familia Nembrini está recogida en un libro que tiene como título esta expresión: Roberto Persico, Farès pecàt a lamentàm, Itacalibri, Castelbolognese, 2009.

53 Ermanno Olmi, L’albero degli zoccoli, 1978. La película narra la vida sencilla y profundamente arraigada en la fe de las familias campesinas del norte de Italia en una época que podría ser finales del siglo XIX.

54 Dante Alighieri, Paraíso, XXIV 89-91.

55 Luigi Giussani, Educar es un riesgo, op. cit. pp. 61-63.

56 Se refiere al discurso pronunciado por Benedicto XVI en el IV Congreso nacional de la Iglesia italiana, Verona, 19 de octubre de 2006.

57 Joseph Ratzinger/Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, La Esfera de los Libros, 2007.

58 Encuentro organizado por la asociación Familias para la Acogida, Vicenza, 2004.

59 Asociación fundada en Italia en 1982 por un grupo de familias que tenían hijos adoptados o acogidos, con el objetivo de «ayudar a las personas y a las familias a vivir concretamente el valor de la familia como lugar fundamental del crecimiento y de la acogida de la persona y a profundizar en su significado cultural y difundir su importancia social». Desde el año 2000 la asociación se ha constituido también en España (www.familias-acogida.es).

60 El Meeting de Rimini es un gran encuentro que se celebra desde hace más de 30 años en esta ciudad del Adriático. Organizado por personas de Comunión y Liberación, se celebran conferencias, debates, exposiciones y espectáculos a los que asisten miles de personas de todo el mundo.

61 El padre Bepi Berton falleció en Italia en junio de 2013.

62 Encuentro con la Compañía de las Obras en España, Madrid, 22 de abril de 2005.

63 Asociación de empresas, con y sin ánimo de lucro, nacida en Italia en 1986, con el objetivo de ayudarse recíprocamente ya sea en las necesidades materiales o para mantener vivas las razones de una empresa dirigida según la concepción cristiana de la vida.

64 El autor se refiere al Colegio Internacional Kolbe, un colegio concertado en Villanueva de la Cañada (Madrid), donde se realizó este encuentro.

65 Encuentro organizado por la Fundación San Benedetto, Lugano, 29 de septiembre de 2004.

66 Intervención en el Claustro de profesores del Colegio La Traccia. Calcinate (Bérgamo), 3 de septiembre de 2010.

67 Alessandro D’Avenia, Blanca como la nieve, roja como la sangre, Grijalbo 2010.

68 Ndt: el autor hace un juego de palabras en italiano “riscatto” y “ricatto” (rescate y chantaje).

69 El milagro de Ana Sullivan es una película de 1962 dirigida por Arthur Penn y basada en hechos reales. El largometraje cuenta la historia de una niña sordomuda y ciega que consigue aprender a comunicarse con lenguaje verbal a través del tacto gracias a una institutriz.

70 En el actual sistema educativo italiano la Scuola Media consta de tres cursos. Por eso, este profesor dio clase a sus alumnos durante el ciclo de tres años que precede la Scuola Superiore, que en España correspondería al Bachillerato.

71 Testimonio a la comunidad de Gioventù Studentesca de Varese, 1 de octubre de 2006. El movimiento de Gioventù Studentesca fue la primera realidad de estudiantes de secundaria y bachillerato que impulsó en la escuela pública italiana el sacerdote Luigi Giussani. Surgido en los años 50 del pasado siglo, de GS surgiría posteriormente el movimiento eclesial Comunión y Liberación.

72 En Italia la Enseñanza Superior o Liceo, que equivale al Bachillerato en España, consta de cinco años, desde los 14 años a los 19.

73 Desde los inicios del movimiento creado por don Giussani, uno de los momentos más importantes de la vida de GS en Italia era la celebración de lo que se llamaban “Tre Giorni”, es decir, tres días de encuentro en la ciudad de Pésaro en los que participaban todos los estudiantes vinculados al movimiento.

74 Sacerdote de Forlì, fue uno de los primeros seguidores de don Giussani en la región de Emilia Romagna. Durante veinte años fue el animador del Centro de Estudios de Europa Oriental.

75 Actualmente, monseñor Luigi Negri es obispo de Ferrara.

76 Así llamaban a las reuniones semanales en Acción Católica de los años cincuenta. La palabra remite al radio de un círculo, para indicar que cada uno de los que tomaba parte en este encuentro debía relacionar su experiencia personal con un punto central. Don Giussani mantuvo este término para denominar los encuentros de los grupos de GS, un nombre y una experiencia que continúan hoy en Italia con los bachilleres de Comunión y Liberación.

77 «El mayor obstáculo para el camino del hombre es el “descuido” del yo. En lo contrario de este “descuido”, es decir, en el interés por el propio yo, consiste el primer paso para caminar de un modo verdaderamente humano»: Luigi Giussani, El rostro del hombre, Ediciones Encuentro, Madrid, 1996, p. 7.

78 Luigi Pirandello, Cuadernos de Serafino Gubbio operador (traducción de Elena Martínez), Gadir, Madrid 2007, pp. 11-12.

79 Conferencia con motivo del ciclo de encuentros «El yo y el infinito» organizado por la Asociación cultural Paola Bernabei, Roma 2 de diciembre de 2007.

80 Tex Willer es el protagonista de una serie de comic de aventuras del oeste muy popular en Italia.

81 Giacomo Biffi, Contro Maestro Ciliegia. Commento teológico a «Le avventure di Pinocchio», Jaca Book, Milán, 2009. (ndt. En contra del maestro Ciruela. Comentario teológico a «Las aventuras de Pinocho»).

82 Monseñor Giacomo Biffi fue arzobispo de Bologna de 1984 a 2003. Actualmente, es arzobispo emérito.

83 Benedicto XVI, Spe salvi, encíclica del 30 de noviembre de 2007 sobre la esperanza.

84 Cfr. Os 11, 3.

85 «La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. El mismo es culpable de ella», Immanuel Kant, Respuesta a la pregunta: ¿qué es la ilustración?

86 Giacomo Leopardi, Cantos…, op. cit. pp. 470-487.

87 Cfr. Benedicto XVI, Spe salvi, n. 41-48: “El Juicio como lugar de aprendizaje y ejercicio de la esperanza”.


Ensayos

514

Educación

Serie dirigida por

Javier Restán


¡Cómo agradezco a mi padre haberme acostumbrado a preguntar las razones de todo, cuando todas las noches antes de acostarmeme repetía: «Te debes preguntar por qué»!

Luigi Giussani, Educar en un riesgo, 2006

El debate sobre el significado y valor de la educación, sobre el sujeto responsable de la tarea educativa o el papel del Estado en la educación de los ciudadanos, acompaña a nuestras sociedades occidentales desde hace más de 200 años inmerso en controversias muy radicales. La experiencia educativa es consustancial a la relación humana, a la experiencia de la familia o a la pertenencia a una comunidad, y sin embargo hoy, en Occidente, resulta absolutamente necesario volver a preguntarnos qué significa educar. Profundizar en esta pregunta y buscar una respuesta a la misma es la finalidad de esta Colección Ensayos Educación dentro de Ediciones Encuentro. No queda fuera de este gran interés por la educación ningún aspecto, desde el más histórico hasta la reflexión filosófica, desde las cuestiones más pedagógicas y didácticas hasta el debate sobre la organización de los sistemas educativos.

Javier Restán

Director de la Colección Ensayo Educación

Franco Nembrini

El arte de educar

De padres a hijos

Prólogo del cardenal Camillo Ruini

Prólogo a la edición española de José María Alvira Duplá

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Título original

Di padre in figlio

© 2014

Franco Nembrini

y

Ediciones Encuentro, S. A., Madrid

ISBN digital: 978-84-9055-246-9

Traducción

Silvia Guerrero Fontana

Adaptación edición española

Carmen Giussani

Revisión

Javier Restán

Diseño de la cubierta: o3, s.l. - www.o3com.com

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

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Redacción de Ediciones Encuentro

Ramírez de Arellano, 17-10.a - 28043 Madrid

Tel. 902 999 689

www.ediciones-encuentro.es

A mis padres, Clementina y Dario,

que me dieron la vida y con ella el sentimiento

de su grandeza y positividad.

A Clementina Mazzoleni, mi profesora de italiano,

a quien debo la pasión

por la literatura y por la enseñanza.

A don Luigi Giussani,

que ha dado a este sentimiento y a esta pasión

la estabilidad y la certeza de la fe


PRÓLOGO

CARDENAL CAMILLO RUINI

Tuve la ocasión de conocer al profesor Nembrini en el congreso de la Diócesis de Roma sobre educación de 2007. Ese día, el Santo Padre Benedicto XVI había intervenido recordando a todos los presentes que la educación, y especialmente la educación cristiana, exige en primer lugar esa cercanía propia del amor. Después explicó que la relación educativa es un encuentro de libertades, que implica necesariamente nuestra capacidad para dar testimonio. Por último, abogó por una «pastoral de la inteligencia», esto es, por un trabajo para ampliar los espacios de la racionalidad, desde la técnico-práctica hasta la que afronta el problema del bien y de la verdad. Después intervino el profesor Nembrini, y el dato que resultó patente fue la consonancia de sus palabras con el discurso del Papa, aunque sea desde una perspectiva diferente: era como si lo que decía Benedicto XVI desde lo alto de la milenaria sabiduría de la Iglesia se viese confirmado por así decir «desde abajo», por una voz puntual y concreta que mostraba cómo los criterios que el Santo Padre había recordado podían conformar la experiencia cotidiana. Los temas abordados por Nembrini en aquel momento se retoman, ampliados y más desarrollados, en las páginas de este libro, que puede ser una lectura de lo más provechosa para todos los educadores cristianos.

A propósito del primer punto señalado por el Papa, el profesor Nembrini subraya en varias ocasiones que el otro nombre de la educación es el de la misericordia, en virtud de la cual un muchacho adquiere la certeza de que Dios le ama, va a su encuentro y le acoge tal y como es, con todos sus problemas, sus errores y debilidades. No hay que entender estas palabras como un simple buenismo, que es lo contrario de la educación, sino en el sentido de esa gratuidad y capacidad de entrega que son requisitos indispensables para aquellos que realmente quieren ser educadores.

En cuanto al tema de la libertad, verdadera clave de sus intervenciones, Nembrini nos advierte de dos errores que corremos el riesgo de cometer por miedo a los daños que pueda ocasionar la libertad de los que amamos y que intentamos educar: el primero es hacerse la ilusión de que actuamos por su bien cuando impedimos el desarrollo de su libertad; el segundo, mucho más habitual hoy en día, es el justificar y aprobar sus decisiones, aunque estén equivocados, por temor a perder su afecto y confianza, negándole así al chico, al adolescente, al joven o incluso al adulto, ese punto de referencia que es esencial para que pueda crecer.

Después, para abordar el tema del testimonio, Nembrini retoma sistemáticamente el concepto de don Luigi Giussani de «coherencia con el ideal», que no indica una imposible coherencia ética, pero sí una coherencia que tenga la honestidad y la humildad de reconocer los propios errores y que empuja al educador a poner en práctica, en primer lugar, esa conversión indispensable para el discípulo de Jesucristo, que sabe bien que él no es el Maestro y que tiene que dar testimonio del único Maestro.

Por último, creo que el reclamo a una «pastoral de la inteligencia» encuentra su eco en la afirmación de don Giussani, que en este libro se retoma varias veces, sobre el hecho de que la educación es «introducción al significado de la realidad total»: la pastoral de la inteligencia no es algo añadido, separado del amor, de la libertad, del testimonio personal; si queremos formar personas adultas y cristianos bien arraigados, es indispensable que estos elementos vayan unidos.

Todo esto no aparece en las páginas que siguen a partir de un estudio libresco, sino a partir de mil ejemplos de la realidad de cada día: la infancia de una de esas familias de antaño, cuya forma de vida era la tradición cristiana ; además, como en tantos casos, la crisis en los años cruciales en torno al 68, que también asolaron la manera de vivir la dimensión religiosa; después, a través del encuentro con un maestro, don Luigi Giussani, el redescubrimiento de la pertinencia que tiene la fe cristiana con las exigencia más vivas de la persona. De ahí, un compromiso incansable a la hora de proponer a las jóvenes generaciones, a los hijos o estudiantes este exaltante descubrimiento. Confirma, por tanto, que lo que dijo al final del congreso de 2007 — «somos muy conscientes de la actual emergencia educativa y de que esta emergencia hace difícil la propia formación cristiana, pero no por eso hay que asumir una postura de renuncia y a la defensiva. Por el contrario, esto tiene que provocar que hagamos más visible ese “sí” que le dijo Dios, en Jesucristo, al hombre y a su vida, al amor humano, a nuestra libertad y a nuestra inteligencia. Este “sí” nos empuja a asumir con confianza y esperanza teologal todo el espesor del “riesgo de educar”, sabiendo que así también estamos haciendo un gran servicio a nuestro país»— no es una exhortación, sino la descripción de una realidad que mucha gente vive y que es posible para todos.


PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA

JOSÉ MARÍA ALVIRA DUPLÁ

Secretario general de Escuelas Católicas

¿Por qué el esfuerzo de vivir, la muerte, el dolor, la fidelidad, el sacrificio? ¿Cuál es la verdadera razón por la que me has traído al mundo, para que yo pueda llevar el peso de la vida con dignidad, con esperanza y con fortaleza? Acompáñame en esto: es lo único que te pido.

Con estas palabras que su hijo pequeño parece dirigirle con su mirada silenciosa, inicia Franco Nembrini sus confesiones —así me atrevería a llamarlas— de educador. Porque éste no es un tratado de pedagogía, ni siquiera un estudio sistemático sobre la educación o sobre el papel de quien la lleva a cabo. No es de especialistas ni para especialistas. Son las declaraciones sinceras y apasionadas —las confesiones— de un padre, un profesor, un educador.

A pesar de no seguir un orden previamente planificado, los escritos recogidos en este libro nos van descubriendo cómo entiende el autor la educación y cuál es el papel del educador. Lo hace a través de diversas conferencias, lecciones, testimonios y diálogos, tomados de situaciones variadas y dirigidos a destinatarios distintos. Poco importan los inevitables solapamientos. Porque precisamente la ausencia de un desarrollo sistemático nos ayuda a conocer con mayor nitidez cuáles son las insistencias y convicciones profundas de Franco Nembrini, contrastadas con su propia vida o nacidas de ella. Hay mucho de testimonio personal, de su propia experiencia de educador como profesor y padre, dos condiciones que vienen a identificarse, de hijo y de alumno...Y aunque en educación no hay recetas, porque es algo siempre abierto e imprevisible, tampoco faltan cuestionamientos sobre situaciones reales ante las que, con sus respuestas, nos lleva más allá de las inquietudes particulares planteadas.

El autor se presenta, para empezar, como padre. La paternidad y la educación vienen a ser, de alguna manera, lo mismo. Se trata de la paternidad que ofrece al hijo, o al alumno, una buena razón para vivir, la seguridad de la roca que permanece. Porque, para él, eso es la educación: un hombre, un adulto, que está, que permanece junto a los niños y jóvenes y les ofrece el testimonio de su coherencia, no ética o de comportamientos, sino de criterio. No se trata de ser un experto, sino un hombre viviendo, con toda la fuerza que encierra esta expresión.

Y el padre, como cualquier educador, es un ser imperfecto. A los hijos, a los alumnos, hay que saber decirles: soy un miserable como tú —parecen resonar en nosotros las palabras, soy un pecador, con las que se presenta el papa Francisco—, pero estoy mirando hacia Otro más grande que yo, que me perdona. Educar es acompañarles para que aprendan a mirar lo mismo que miramos nosotros como lo más importante en nuestra vida, sin paternalismos que dejan huérfanos o atosigan con la permanente vigilancia protectora. Hay que permitir marchar a los jóvenes o dejar que estén solos cuando lo necesitan.

Hay varios capítulos dedicados a la manera en que entiende la educación Luigi Giussani, de quien el autor confiesa haber recibido la estabilidad y la certeza de la fe. Para él, la labor educadora es, más que una tarea, una relación. A través de ella, el adulto introduce al otro en la realidad, afirmando su significado mediante una hipótesis explicativa. No se trata de una teoría científica, sino de una hipótesis de sentido: la vida es algo positivo, existe la posibilidad del bien. Para crecer como personas el niño y el joven necesitan recibir la seguridad que sólo es capaz de ofrecer, con su vida más que con palabras, un adulto: una afirmación del valor último de la realidad, de la posibilidad de una esperanza. Es una certeza sobre el sentido de la realidad, un fundamento para la felicidad; se trata de asegurarle que vale la pena haber venido al mundo. El gran derecho de un niño es el de contar con un adulto que dé testimonio de la bondad de la vida. Pero la referencia no es él. La educación es ayudar a dirigir la mirada más allá, a otra realidad que le da sentido. La autoridad, en virtud de su coherencia, cumple la función de hacer visible y concreta esta afirmación.

La educación requiere de la misericordia; es más, se podría decir que se identifica con ella porque empieza con la disposición a aceptar a uno como es y a perdonar antes de merecerlo. El amor es la mejor garantía para tener una visión positiva de la vida y creer en la posibilidad de ser felices. El abrazo del perdón está en el origen de la educación, no como un acontecimiento ocasional sino como punto de referencia original. Porque es la felicidad la que hace posible la virtud y no al contrario. Este es el fundamento de la educación moral y no la llamada insistente a cumplir unas normas. Hoy, la pedagogía nos diría que la felicidad agranda las posibilidades de nuestra inteligencia y de nuestro desarrollo personal. La experiencia del bien, de la verdad y de la belleza es lo que lleva al buen comportamiento.

La afirmación sobre el significado de la realidad precisa de la propia experiencia. Por eso, para que alguien pueda llevarla a cabo hace falta vivirla en el ejercicio de su libertad, en el ambiente real y en la normalidad de la vida ordinaria. Ahí es donde están los intereses, afectos y trabajos del joven, donde puede realizar la verificación personal de que eso es lo que le conviene. Naturalmente, la libertad comporta riesgos, pero para educar hay que arriesgar y esperar. La virtud del educador es la paciencia.

Franco Nembrini hace también unas consideraciones sobre su condición de profesor. La educación, en este caso, se realiza sobre todo a través de la enseñanza, que es un camino privilegiado hacia la verdad. No se trata de hacer exhortaciones sino de transmitir a través de las materias escolares un sentido de la realidad, mostrando las razones para la esperanza y poniendo la propia vida en ello. Entonces podrá suscitar el interés de los alumnos y comenzará a despertar en ellos las preguntas adecuadas. También el profesor —o mejor, los profesores, porque no se educa de una manera aislada— están ejerciendo de esta manera una cierta paternidad. La relación afectiva con quien enseña es la mejor motivación para aprender. También aquí queda patente que la educación es una relación.

Y también se muestra en otras tareas que debe hacer un profesor. De manera particular, a través de la evaluación, que es reconocimiento, afirmación del valor de la persona del alumno. La evaluación es una mirada a cada alumno; es compañía para ayudarle a caminar y, en este sentido, coincide con la educación. En la evaluación, el profesor debe ser capaz de armonizar la misericordia y la justicia, algo siempre difícil y que llega a parecer contradictorio. Probablemente, el término que mejor aúna estas dos disposiciones es el amor: amar lo que es el otro, afirmar su valor y su destino, mostrar el camino que ha de recorrer para que conozca y se adhiera a la verdad.

En el último capítulo, el autor nos explica —se trata de otra confesión— cómo fue el camino de su dedicación al estudio y a la docencia del italiano. Uniendo admirablemente su amor por la literatura y por la educación, hizo el recorrido como una aventura vital, decisiva y en la que le ha ido la vida.

Franco Nembrini se siente —como tuve ocasión de comprobar personalmente cuando lo conocí en Roma hace ahora un año— educador, padre y profesor de manera inseparable. Y lo es realmente. Es fácil comprobarlo a través de las páginas que siguen. Bastaría con leer las palabras que nos deja casi al terminar el libro: Al final hay una sola razón que rige todo lo demás: el amor por una mujer, el amor por los amigos, el amor por el estudio, el amor por los pobres del tercer Mundo. El amor o existe o no... Tras el increíble encuentro con la verdad, la belleza y el bien, podrás volver a decirles a los hombres que la vida es grande y positiva, que la última palabra no la tiene esa selva oscura, sino una luz infinita, una belleza infinita, un amor insondable.

NOTA EDITORIAL


Estas páginas son el testimonio de un educador, el relato de la experiencia humana y profesional de Franco Nembrini, un profesor italiano de Bergamo. Cuarto hijo de una familia de 10 hermanos, a los dieciséis años tuvo que abandonar los estudios para ponerse a trabajar por necesidades familiares. Pero trabajar tan joven no le impidió graduarse, estudiando en su tiempo libre, ni experimentar una fascinación profunda por la literatura, al contrario. Descubrió, estudiando de manera «loca y desesperada», que Dante y Leopardi hablaban de él mejor que él mismo y ya no los abandonó. Después se graduó en la facultad de pedagogía de la Universidad Católica de Milán y empezó a dar clases de religión. Se casó y ha tenido tres hijos, fue responsable de la comunidad de Comunión y Liberación en la ciudad de Bergamo. Unos años después un grupo de familias de su zona le pidió iniciar una escuela en la que pudieran educar a sus hijos dentro de la tradición cristiana a la que pertenecían. Así nació el colegio La Traccia, del cual Franco Nembrini sigue siendo director. Y después, tantas otras responsabilidades: presidente de la Federación de Obras Educativas (FOE) en Italia, miembro del Consejo Nacional de la Escuela Católica en su país.

El libro que presentamos reúne una serie de textos hablados, dichos en público. Este aspecto es fundamental. Son textos hablados, como se narra la propia vida. Y esto le da una fuerza torrencial, a veces aparentemente desordenada y desigual (como todo libro de recopilaciones) pero apenas nos introducimos en las primeras páginas podemos advertir que se trata de un libro lleno orden y luminosidad. Un orden que nace de esa facilidad con la que Franco Nembrini, partiendo de problemas distintos y hablando a públicos muy diferentes, va rápido y directo al corazón del problema educativo, ese que casi todos eluden, corriendo de puntillas, para hablar enseguida de metodologías y estadísticas.

Así pues, un libro de un orden profundo, pero también un libro luminoso, pues los textos que se suceden son como partes de una vidriera que, a través de fragmentos de muchos colores va llenando el espacio de una luz preciosa, que nos permite ver la realidad educativa, la tarea escolar, las relaciones familiares, de una manera positiva, llena de esperanza.

Después del primer capítulo, un testimonio personal de su vida y su vocación educativa que sería suficiente por sí solo para justificar el libro, el cuerpo central del texto se estructura en tres capítulos que transcriben un curso dirigido por Nembrini a padres y profesores sobre el libro Educar es un riesgo, principal obra de temática educativa de Luigi Giussani, sacerdote italiano, fundador de Comunión y Liberación.

A continuación, se recoge su intervención en el Congreso de Educación de la diócesis de Roma, celebrado en 2007, donde Franco Nembrini intervino a continuación del Papa Benedicto XVI, como recuerda en su prólogo el cardenal Camillo Ruini, en total consonancia con los subrayados que el Santo Padre había realizado. Después de este capítulo, se suceden otros dos dirigidos a miembros de la Asociación Familias para la Acogida, y de la Compañía de las Obras (la única intervención de las que se recogen en el libro que fue pronunciada en España). En este caso no se trata de colegios u organizaciones dedicadas profesionalmente a la enseñanza, y sin embargo, el autor desvela el potencial educativo que alberga toda tarea humana cuando es vivida hasta el fondo. Siguen tres capítulos donde se abordan de manera completamente original aspectos clave de la tarea educativa, desde el concepto de aprendizaje, hasta el sentido de la evaluación escolar y, por supuesto, el impactante testimonio de su vocación educativa: «simplemente quiero narrar cómo me enamoré de la literatura y de mi trabajo de profesor».

El último capítulo es una lectura personal del Pinocho de Carlo Collodi, un ejercicio de revisión en profundidad de los grandes de la literatura italiana que tiene también un importante espacio en otros capítulos del libro, con autores como Dante y Leopardi, que han sido siempre compañeros de camino de Nembrini.

Y un apunte llamativo, no del texto sino de quienes lo han leído a corazón abierto: no es casualidad que los dos prólogos de este libro lo pongan en relación, con la vida y el testimonio de los dos últimos Papas. El prólogo italiano del cardenal Ruini, lo hace con Benedicto XVI, y el prólogo español de José María Alvira con la entrevista al Papa Francisco en la Civiltà Cattolica.

Este libro de Franco Nembrini puede suponer en España y en los países de habla española, un horizonte nuevo para el debate educativo.

Javier Restán

Director de la colección Ensayo Educación

de Ediciones Encuentro