Jhon Jairo Herrera Montoya

 

Rápicuentos

para rápilectores

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Primera edición: diciembre de 2018

 

© Grupo Editorial Insólitas

© Jhon Jairo Herrera Montoya

 

ISBN: 978-84-17467-83-8

ISBN Digital: 978-84-17467-84-5

 

Difundia Ediciones

Monte Esquinza, 37

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IMPRESO EN ESPAÑA - UNIÓN EUROPEA

 

 

CUENTOS DE ANTAÑO

(RAPICUENTO)

 

Los cuentos de antaño que eran para niños hicieron a muchos gozar de emoción. ¿Recuerdan el cuento de caperucita? Desobedecía la tierna abuelita.

También de pinocho que creo a Capeto, decía mentiras no era muy discreto. También blanca nieves y los siete enanitos, estos eran tiernos y muy formalitos.

Era muy ameno el cuento de la viejecita, porque era muy rica esta pobrecita. Tan rico en la escuela nos entretenían y los profesores mucho divertían.

Para todo niño esto era un relajo. Cuando nos contaban rín rín renacuajo. Qué triste hoy en día, esto no se ve. Hoy los niños quieren solo el internet. Los cuentos de antaño pocón y pocón, pues nosotros vimos a súper ratón.

Los niños de ahora hablan de guerrilla. Nosotros gozamos fue con Carrasquilla. Hoy se habla de paras y de nuevos combos, nosotros reímos con
Rafael Pombo.

Este es el mensaje que les dejo ahora. Hablen con sus hijos señor y señora. Cuenten a sus hijos los cuentos de antes y también les hablan, de ese tal Cervantes.

(PITACIO)

 

 

LA TRISTE HISTORIA
DE LUIS FELIPE

(RAPICUENTO)

 

Esta historia fue muy cierta paso con un chiquitín, en uno de los tantos barrios de la ciudad de Medellín, esto fue con un muchacho tenia escasos diez años. Le esperaba una sorpresa pues iba a ser fácil presa de un terrible violador. Luis Felipe se llamaba esta pobre criatura que fue agredido con furia por un infame bribón.

Esto sucedió fue un viernes era en un fin de semana, y fue allí donde la infamia con el niño tropezó. Salió con tres compañeros Arturo, Manuel, y Carlos. Que fueron al escenario donde esto aconteció Esto fue al salir de clase le dijeron que pescasen en un charco por ahí. Salieron todos contentos llevaban los instrumentos para poder concretar esta bonita labor. Caminaron largo rato y al fin llegaron al charco donde pensaban pescar.

Prepararon las carnadas pues no hacía falta nada es que había una manada de peces por capturar, el tiempo iba trascurriendo y estos no estaban atentos pues se hacía tarde ya. Carlos interrumpió el proceso que también estaba haciendo, para poder exclamar. Se me acabo la carnada y no me demoro nada, fue enfático al pronunciar. Y este se fue corriendo cuando el “hoyo” estaba abriendo para lombrices sacar. De pronto miro para un lado y se quedo fue pasmado por lo que pudo apreciar.

Un hombre moreno y feo, con machete y con sombrero, y penetrante mirar. Tenía una cortada de la barbilla a la quijada que se le veía mal. Carlos salió corriendo con sus pies tropezando y con su boca gritando, pero les alcanzo a avisar a sus tres compañeros, pero dos muy asustados sí pudieron escapar. Solo allí quedo fue uno y quedo paralizado por el miedo que sentía y este no pudo escapar. El hombre reparo el niño de la cabeza a los pies, y le dijo venga pues usted que hace por aquí. El niño sin poder pronunciar palabra alguna miraba era la laguna y le señalaba era ahí.