Agradecimientos

Este libro ha sido posible gracias a muchas personas y circunstancias
de mi vida que merecen una mención.

A la vida, por ser un gran maestro en nuestro crecimiento personal.

A mis padres y a mi hermano, por estar siempre cerca y apoyarme a lo largo
de toda mi vida.

A mis hijos, que es lo mejor que me ha pasado y que me han vuelto a enseñar
la importancia del amor.

A todas las personas que me han apoyado y querido a lo largo de estos años.

A todos, muchas gracias. ¡Os quiero!

 

 

 

 

Es propiedad de:

© 2018 Amazing Books S.L.

www.amazingbooks.es

 

Editor: Javier Ábrego Bonafonte

 

Pº de la Independencia Nº 24-26.

8ª planta, oficina 12.

50004 Zaragoza - España.

 

Primera edición: Diciembre de 2018.

 

ISBN: 978-84-17403-29-4

 

Diseño, Preimpresión e Impresión - Cudipal

 

Como citar este libro:

Luis Arimany. Recupera tu vida. Gestiona tu tiempo y tu energía. Zaragoza (España): Amazing Books; 2018.

 

Web de presentación del libro:

https://amazingbooks.es/gestiona-tu-tiempo-y-energia

 

Reservados todos los derechos.

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Las imágenes de la cubierta y las que aparecen en las páginas 21, 35, 39, 188 y 256 pertenecen a la licencia standard de 123RF.

 

 

PRESENTACIÓN
DEL AUTOR

INTRODUCCIÓN

 

 

PRESENTACIÓN DEL AUTOR

 

Luis Arimany es Ingeniero Industrial por la Universidad Politécnica de Madrid, MSc por Cranfield University (Inglaterra) y Executive MBA por el Instituto de Empresa.

Su experiencia profesional se ha desarrollado en las áreas de consultoría, comercial y gestión empresarial. En las empresas que ha trabajado en España ha conseguido que obtengan grandes crecimientos y ha abierto mercados inexistentes, ascendiendo en todas ellas hasta la dirección general.

Su trayectoria profesional la ha compaginado como consultor estratégico y eficiencia para empresas, así como ponente en distintos programas de postgrado. En la parte personal disfruta de sus dos maravillosos hijos y una vida social rica y variada.

Ha escrito diversidad de artículos en las áreas de crecimiento personal y estrategia empresarial, algunos de los cuales se pueden ver en su página web (www.luisarimany.com). El contenido de los artículos le ha posicionado en el primer puesto en Google para la búsqueda “gestión del tiempo” y de los primeros para búsquedas como “gestión de equipos”, “gestión del conflicto”, o “cadena de valor”.

Actualmente es CEO de Evolufarma, empresa que está liderando la transformación digital de la farmacia en España y es uno de los usuarios de habla hispana más influyentes de LinkedIn, así como una referencia internacional en el área de gestión del tiempo.

 

 

INTRODUCCIÓN

El siglo XXI, una nueva Era para la que no estamos preparados

Con el siglo XXI hemos comenzado una nueva Era, la de la información y de la tecnología: la Era Digital. Este cambio ha mejorado nuestra calidad de vida en muchos aspectos y nos ha aportado muchísimas comodidades como smartphones, televisiones inteligentes, casas domotizadas, acceso a cualquier información en tiempo real, etc.

Sin embargo, a pesar de las innumerables ventajas que ha traído este cambio, la sociedad todavía está adaptándose por la velocidad en que se está produciendo.

El comienzo de esta Era nos ha traído grandes peajes para nuestras vidas de los que no se suele hablar. Ahora somos más infelices que nunca, porque nos creamos necesidades y metas que nos frustran; dicho de otra forma, nos creamos modelos de vida que no funcionan desde el punto de vista emocional. Así mismo, estamos más conectados que nunca con otras personas a través de la tecnología y las redes sociales. Sin embargo, nos sentimos solos. Y nuestro tiempo se ha convertido en un elemento preciado que, por un lado, sentimos que no tenemos y, por otro, que no sabemos administrar bien. Esta situación es normal, porque aún no nos hemos adaptado a este cambio.

En este libro veremos cómo gestionar el tiempo, cómo ser eficientes, y lo que nunca nadie nos cuenta, cómo hacerlo con inteligencia para conseguir nuestros objetivos sin renunciar a lo que realmente valoramos. Aprenderemos herramientas que nos permitirán funcionar más eficientemente para alcanzar cualquier objetivo que queramos. Además, veremos cómo hacerlo para que al lograrlos, no terminemos dándonos cuenta de que no somos felices, que realmente eran más importantes otras cosas en la vida o que en el camino hemos pagado demasiados peajes como me pasó a mí.

El siglo XXI es un siglo de abundancia de información, de abundancia de productos para consumir, actividades para hacer, y todo regado con un gran componente de inmediatez. Para lograr que todo engrane, se necesita un lubricante que tenemos metido en la cabeza sin ser conscientes: el lubricante de la eficiencia.
Y de esto va el libro: de ser eficientes, pero con cabeza y con un rumbo.

Para poder adaptarse a la nueva Era, tenemos que trabajar en dos aspectos distintos que a su vez son opuestos, como en el Yin y Yang. Este libro va del Yin, de lograr objetivos, de conseguir cosas, es decir, de ser eficientes para conseguir lo que queremos en el tiempo que tenemos. Sin embargo, iré sembrando ideas sobre el lado opuesto, que es el Yang, la parte emocional y espiritual, con elementos como disfrutar, estar en paz o ser felices. Es decir, que este manual se enfoca a la parte material de la vida y a cómo sacarle el máximo provecho. Pero no olvida que esto
es solo una parte de nosotros y que
no tiene sentido llegar a ningún sitio si al final no somos felices o no hemos disfrutado del camino. La parte emocional y espiritual la trataré en profundidad en mi próximo libro, Recupera tu vida. Un camino al interior.

El método Evoluziona® o método del coche proporciona una técnica para gestionar algo complejo como es el tiempo y las prioridades en la vida, y lo hace desde un enfoque holístico o global de la persona, sin olvidarse de que tenemos distintas facetas a través de las cuales conseguimos la felicidad. Este enfoque holístico trata de evitar que nos convirtamos en grandes gestores del tiempo que logran conseguir sus objetivos a costa de ser personas desdichadas o perdiendo en el camino partes importantes de la vida.

Mis enseñanzas con la gestión del tiempo y la eficiencia

Como acabo de mencionar, el método Evoluziona® o método del coche es un método holístico sobre la gestión del tiempo, que trata no solo de gestionar el mismo y gestionar prioridades, sino también de saber si esas prioridades son las correctas para nuestra vida como un conjunto.

Durante unos 15 años, he desarrollado una técnica de gestión del tiempo combinándola con áreas de eficiencia y crecimiento personal a través de infinidad de libros, cursos o artículos, pero, lo más importante, aplicándolos en mi vida, reflexionando sobre ellos y comprobando su eficacia. Como resultado, a los 35 años había conseguido alcanzar todo lo que me había propuesto en cualquier faceta (profesional, personal, material), pero la vida me demostró que un método de gestión del tiempo no debería ir independiente de un método de gestión de la vida, ya que en mi caso, a pesar de los logros, tuve que pagar grandes peajes como un divorcio con hijos o problemas de salud.

Este golpe de la vida me ha hecho reflexionar durante los últimos 8 años sobre lo que me ha pasado y empezar un camino de profundización en las áreas de psicología, crecimiento personal, coaching y espiritualidad que me han permitido transformar la técnica que tenía de gestión del tiempo basada en conseguir objetivos y cosas, en un método global de gestión de la vida.

Las personas aprendemos de los errores, así que te voy a describir brevemente los míos para que veas la importancia de tener un enfoque holístico o global sobre la gestión del tiempo, para que no repitas el error que hemos cometido infinidad de personas: alcanzar objetivos (riquezas, carreras profesionales, reconocimiento, etc.) a costa de cosas que en el fondo valorábamos más (familia, amigos, pareja, salud, etc.).

He sido siempre un alumno brillante, en la carrera de Ingeniería, en un Máster de Automoción que hice en Inglaterra (MSc) y en un Executive MBA, que hice en el IE Business School. El éxito académico continuó en los comienzos de mi carrera profesional como comercial, donde conseguí grandes resultados para la empresa donde trabajaba y que me llevaron a los 29 años a ser su director general. Repetí este éxito en la siguiente empresa en la que trabajé y en ambos casos logré con mi equipo hacerlas crecer con beneficios por encima de cualquier expectativa. Estos éxitos venían también acompañados de otros en la parte personal: una mujer excepcional, unos hijos maravillosos y un estilo de vida que había sido mi aspiración desde pequeño. Así mismo, también alcancé un gran reconocimiento en el sector farmacéutico y por Google en el área de “gestión del tiempo” (mi blog lleva desde 2006 en primera posición en estas palabras a pesar de que no lo actualizo) y en los resultados de búsqueda de las primeras posiciones en cadenas como: “gestión del conflicto”, “gestión de personas” o “cadena de valor”.

Es decir, haber trabajado tanto en la eficiencia me había dado las herramientas para conseguir todo lo que aspiraba. Pero con 35 años, en solo un mes, mi vida se vino abajo como un castillo de naipes, cuando sin esperarlo mi mujer me pidió el divorcio. Aunque en una separación siempre hay infinidad de variables, una parte venía de mi enfoque hacia la consecución de objetivos, sin darme cuenta de que desatendía otras facetas de la vida. Como consecuencia de ello, perdí lo más importante para mí que era mi mujer y mis hijos. Este hecho me motivó a dejar mi trabajo de director general para empezar desde cero sin saber a qué me iba a dedicar y, para rematar, no supe pedir ayuda a mis amigos, y ellos no supieron reaccionar, pues eran amigos comunes. Es decir, en apenas un par de meses perdí los pilares en los que basaba mi felicidad: familia, trabajo y amigos.

Como soy un luchador, me reinventé y en tan solo un año monté Evolufarma con unos amigos que confiaron en mi capacidad para hacer crecer las cosas. En 2 años, nos convertimos en el motor de la transformación digital de la farmacia en España y en la referencia tecnológica del sector, y la empresa iba como un tiro.

Nuevamente, la vida me puso en mi sitio y apareció la famosa crisis, los competidores y los problemas de liquidez. Cometimos errores y no teníamos suficientes recursos económicos, por lo que empezamos a dar mal servicio, el producto no era estable… Y el resultado fue que, por primera vez en mi vida, no me sentí capaz de seguir y caí en una depresión.

Fue en ese momento donde me di cuenta de que la gestión del tiempo y ser eficiente no es una cosa aislada de la vida y de los sentimientos. Gracias a esta caída, pude ver las cosas con distancia y empezar a formarme con psicólogos, coachs y con libros en el mundo de la mente, de la meditación, de la filosofía, de la metafísica y de la felicidad.

Pero todo lo que me pasó ha sido un regalo, ya que gracias a venirme abajo, inicié un camino de aprendizaje y desarrollo increíble. Además, los dos tropiezos me sirvieron para desarrollar un método holístico que mezcla la gestión del tiempo y la gestión de la vida: el método Evoluziona® o método del coche.

Sobre el nombre del método Evoluziona® o método del coche

El nombre Evoluziona® tiene para mí un gran significado, ya que fue una marca paraguas que se me ocurrió hace 8 años para dar nombre a lo que quería hacer en el futuro: ayudar a las personas y a las empresas a evolucionar.

El nombre tiene también sentido en el contexto de la evolución de la persona en su avance y adaptación a la Era Digital.

Me he apoyado en la analogía del coche para ayudar a aclarar conceptos y porque un coche (junto al piloto y el destino) tiene las características que quería transmitir en este libro: eficiencia, planificación, rigidez en la ejecución, rumbo y destino.

Enseñar la gestión del tiempo es como enseñar a alguien a conducir: se le puede enseñar a ser eficiente, a ser rápido, a no salirse en las curvas, pero esto no significa que sea buen piloto, significa que es un buen conductor. La diferencia entre el buen piloto y el buen conductor es que el primero tiene claro adónde quiere llegar y cómo, eligiendo en todo momento si ir por el camino más rápido, el más divertido o el más seguro.

Si estás leyendo estas palabras, probablemente, es porque tengas la sensación de que no llegas a todo, de que no tienes tiempo, incluso, de que tu vida está fuera de control. También podría ser que quieras mejorar tu eficiencia para sacarle el máximo provecho a tu día. En cualquiera de los casos, este libro te ayudará a gestionar el tiempo guiándote también a identificar el origen del problema de tu falta de tiempo.

Libros sobre esta materia hay muchos y algunos muy buenos pero, en mi opinión, la mayoría son demasiado teóricos y carecen de practicidad, siendo muy complicado de llevar al día a día. Sobre todo, adolecen de que se centran en ser eficientes con el tiempo, y no indagan sobre qué queremos realmente hacer con él.

La falta de tiempo no es un problema en sí mismo. Es una consecuencia de muchas cosas y una de ellas es su mala gestión, pero no la única. No tener tiempo y llegar a sentirse mal y estresado es como la fiebre en una enfermedad. La gente intenta curar la fiebre, pero muchas veces no ataca el problema, que es lo que realmente causa es fiebre. La idea de este libro es que te permita identificar esas posibles enfermedades y, siguiendo la analogía, te dé unas herramientas para combatir la fiebre.

Bienvenido al viaje hacia la recuperación de tu VIDA y al aprendizaje de gestionar tu TIEMPO y tu ENERGÍA.

 

 

CAPÍTULO 1

El Chasis

Conceptos iniciales para recuperar nuestra vida
y controlar nuestro tiempo.

 

 

CAPÍTULO 1
El Chasis
Conceptos iniciales para recuperar nuestra
vida y controlar nuestro tiempo.

Al igual que en la construcción de un coche, lo primero que hay que montar es el chasis, que es la estructura sobre la que se amarra todo y le da consistencia.

Algunos de estos puntos te parecerán obvios y, efectivamente, lo son, pero lamentablemente el inconsciente tiende a ignorarnos, por lo que es necesario resaltarlos ya que serán la base sobre la que nos apoyaremos para mejorar nuestra vida.

Para ilustrar la importancia de estos cimientos que parecen obvios, quiero compartir contigo el comentario que me hizo mi hija Lucía cuando tenía 9 años y le dije que iba a hacer un libro de gestión del tiempo. Ella no entendía qué era eso, así que le comenté que era un libro para ayudar a la gente a organizar su día a día para que tenga tiempo a hacer las cosas que quiere hacer. Su respuesta fue directa: el libro debería tener una sola página y una sola frase: “Hacerlo más rápido”. De hecho, esta simplicidad con que vio el problema tiene sentido cuando tienes pocas cosas que hacer y están definidas, ya que entonces solo tenemos que ser eficientes en hacerlas, que traducido en lenguaje de niño sería darse prisa. Pero incluso si solo tuviéramos una sola cosa que hacer, es muy probable que no fuéramos eficientes debido a faltas de atención, interrupciones e, incluso, perfeccionismo.

La realidad es aún mucho más compleja, porque hay infinidad de cosas que hacer y compiten unas con otras por nuestro tiempo: las que se supone que tenemos que hacer, las que nos gustaría, las que disfrutamos, las que nos llevan a nuestros objetivos…

1. El iceberg de la gestión del tiempo y gestión de la vida

En la introducción hemos visto que la gestión del tiempo no solo es una cuestión de eficiencia (Yin), sino también de rumbo y de sentimientos (Yang). También, he usado la analogía de que la falta de tiempo es consecuencia de una mala gestión, pero también es un síntoma, la fiebre de una enfermedad más compleja, que sería una mala gestión de la vida. Con esto quiero hacerte consciente de que este libro se centra principalmente en una parte del problema, el de la eficiencia, la visión material y la que nos lleva a conseguir objetivos y cosas. Es importante que tomes conciencia de que hay otra más importante y que suele pasar desapercibida en los libros de gestión del tiempo: saber lo que realmente queremos en la vida, ya que sino lo sabemos, corremos el riesgo de tomar el camino que nos lleve a unos objetivos, para luego darnos cuenta de que hemos perdido demasiadas cosas en el camino, que hemos sufrido demasiado en vez de disfrutarlo o que realmente ese objetivo no es lo que nos hace felices. El método Evoluziona® cubrirá ambas facetas para que tengas una visión global u holística del tema.

Espero que con las analogías del Yin/Yang y de la fiebre/enfermedad veas con claridad la importancia de tomar la gestión del tiempo como un reto global dentro de nuestra vida y no te quedes, como hace la mayoría de la gente, en conseguir una serie de herramientas que seguro te ayudarán a lograr lo que quieras alcanzar, pero probablemente estés pagando peajes de los que puede que no seas consciente.

Mi experiencia personal es un buen ejemplo del fracaso que una buena gestión del tiempo puede tener en lo que es importante, que es la felicidad. Era un ejemplo de gestión del tiempo y tenía una capacidad increíble de estar en muchos temas a la vez, por lo que con solo 35 años conseguí todo lo que me había propuesto en la vida y llegué a tener éxito según el prisma de la sociedad occidental. Sin embargo, tras perder a mi familia y mi trabajo, me di cuenta de que ese éxito y esos bienes materiales no eran lo más importante para mí. Es decir, que escogí un camino que me llevó a un sitio y, al llegar allí, me di cuenta de que no era el que yo quería, pero ya no podía dar marcha atrás.

He buscado la analogía de la fiebre y la enfermedad para ayudar a anclar los conceptos. Cuando estamos enfermos, vemos la fiebre, el malestar y el dolor, pero normalmente desconocemos la causa que produce esa fiebre. Para el dolor y la fiebre, tomaremos analgésicos y antitérmicos, pero ninguno nos curará la enfermedad, solo mitigarán sus efectos. Por eso vamos al médico para que nos diagnostique la causa de la fiebre y el dolor y nos recete un tratamiento contra el verdadero problema, la enfermedad.

Llevado al ámbito de la gestión del tiempo, la falta de tiempo es la fiebre y este libro es el analgésico o antitérmico que te ayudará a bajarla y a curar las partes superficiales de la enfermedad. En el libro Recupera tu vida. Un camino al interior entraré más en profundidad en las causas del sufrimiento que muchas veces sentimos.

Es decir, el problema real que tenemos en la Era Digital no es la falta de tiempo, es mucho más profundo. Por eso, no vale con saber organizarse o priorizar, hay que tener un método para saber qué es lo más importante, qué es lo que tenemos que hacer y qué queremos de la vida.

2. El tiempo no se puede gestionar, se aprovecha

Estás leyendo el libro porque quieres aprender a gestionar tu tiempo y ahora te digo que no se puede, ¡qué contradicción! y ¡qué decepción!

Pero has leído bien, el tiempo no se puede gestionar, es inmutable, pasa sin que podamos hacer absolutamente nada. No podemos estirarlo o contraerlo, no podemos pararlo, es rígido e impasible. Aunque no queramos, avanza continuamente y siempre a la misma velocidad, que muchas veces no es la que más nos interesa, ya que querríamos que fuera más lento o más rápido según el momento.

El día tiene solo 24 horas y la semana, solo 7 días. Este hecho es obvio, pero, inconscientemente, la mayoría de las personas no lo aceptamos y generamos estrés al intentar hacer más cosas de las que realmente podemos.

Ahora bien, el tiempo es un regalo que tenemos para hacer lo que queramos con él, es decir, que en vez de gestionar el tiempo, lo que haremos es aprovecharlo. Este giro que te acabo de dar de la percepción del tiempo es fundamental porque nos aporta lo que esta obra debe enseñarnos, algo tan fácil y complicado como ser eficientes con el tiempo para hacer las cosas que realmente queremos hacer.

Verlo de esta forma nos ayuda a ver que es un recurso escaso y finito, que tenemos que saber aprovechar y no desperdiciar.

El problema de la falta de tiempo surge porque vamos por la vida consumiéndolo sin darnos cuenta, sin analizar qué queremos hacer con él y nos dejamos llevar por la inercia del día a día y, como consecuencia, en muchas ocasiones, lo desperdiciamos. Normalmente, este hecho trae consigo una sensación de culpa por no hacer lo que queríamos o pensar que hemos desperdiciado preciosos años de nuestra vida.

Nota: A pesar de que no se puede gestionar, sino que se aprovecha, usaremos esta terminología para hablar de la organización del tiempo disponible, ya que está muy extendida, y emplear otra para dar rigurosidad al libro añadiría dificultad de entendimiento.

3. Equilibrio entre la planificación y la paz mental o espiritual

Las personas orientadas al crecimiento profesional y a la obtención de bienes materiales consideran desperdiciar el tiempo en hacer cualquier cosa que no les lleve a sus objetivos. En el otro extremo, las hedonistas y las espirituales consideran malgastarlo hacer cualquier cosa que no les produzca un disfrute, placer o avance espiritual.

En mi opinión, ambas están equivocadas; como decía Aristóteles, la virtud está en el término medio. Lo digo porque las orientadas al crecimiento profesional o a la obtención de bienes materiales, en muchas ocasiones, dejan de lado disfrutar del presente y su foco está en el futuro, perdiéndose a menudo cosas como el amor, la amistad y, por seguro, son personas carentes de paz interior.

Por otro lado, las hedonistas y las espirituales tienen puesto el foco en el presente, que como veremos en el último capítulo es lo único que realmente existe. Pero en muchas ocasiones he visto que no entienden bien el proceso y terminan volviéndose autocomplacientes, desperdiciando toda la energía creativa que tienen en su interior para convertirse en sujetos pasivos que dan bandazos según las circunstancias.

Lo que tenemos que intentar conseguir es un equilibrio entre ambas visiones extremas, un equilibrio entre alcanzar objetivos y metas que queramos (personales, profesionales, espirituales) y al mismo tiempo disfrutar del camino y dejar espacio para poder desarrollar las cosas que realmente nos resuenan, que realmente nos motivan y sacan lo mejor de nosotros.

Este equilibrio es imposible alcanzarlo sin la planificación de un materialista y solo se alcanzará la paz y la felicidad con un estado mental de una persona espiritual, aceptando nuestra realidad presente y asumiendo que, aunque planifiquemos, no controlamos lo que va a ocurrir. Es decir, tenemos que aprender a combinar: planificación, apertura mental, aceptación del presente y aceptación de la incertidumbre del futuro.

4. Coste de oportunidad

El hecho de que el tiempo sea un recurso escaso y finito trae implícita otra característica que, aunque es obvia, nuestra mente intenta ignorar: el coste de oportunidad.

Es un concepto del mundo de los negocios, que aplicado a este libro viene a decir que en el momento que elegimos hacer algo (cualquier cosa), estamos renunciando de forma implícita a hacer otras cosas. Este hecho suele permanecer oculto en nuestra mente porque nos cuesta renunciar a cosas que queremos y porque tenemos tantos matices en nuestra vida que es imposible darnos cuenta de todas esas renuncias que estamos haciendo.

Voy a poner un ejemplo sencillo que hará que lo veas con claridad. Si un día quedamos con unos amigos a tomar algo al finalizar la jornada laboral, estamos automáticamente renunciando a dedicar más tiempo a un proyecto laboral que vaya retrasado, a estar con otros amigos, a estar con nuestra pareja o nuestros hijos, renunciamos a hacer deporte o un hobby, planificar ese viaje que queremos hacer…

Es decir, algo tan sencillo como tomar algo con un amigo implica infinidad de renuncias que destapan la complejidad de la vida humana y que veremos en el capítulo 2 con los pilares de la vida.

No solemos darnos cuenta de las renuncias que vamos tomando durante el día y solo cuando ha pasado mucho el tiempo y miramos atrás, vemos que no hemos hecho las cosas que realmente queríamos hacer: avanzar en algún proyecto (personal o profesional), aprender algo, pasar tiempo de calidad con nuestros seres queridos, aprender ese idioma o ese tema que nos gusta, disfrutar de esos hobbies que disfrutamos tanto, tener salud física, etc. Este libro te ayudará a identificar lo que realmente quieres de la vida y te dotará de herramientas para que las circunstancias no te aparten de tu camino y, si lo hacen, que seas consciente de lo que está pasando para poder decidir cómo te adaptas a esas nuevas circunstancias.

Volviendo al término financiero de coste de oportunidad, este implica que si hacemos una inversión debemos valorar el beneficio que nos reportará y compararlo con el que nos daría invertir ese mismo dinero en otro sitio, y la decisión de inversión será en el que aumente nuestras ganancias.

El término beneficio en el ámbito del libro lo uso en el sentido amplio y considerando que puede tener dos vertientes distintas y no mutuamente excluyentes: una, sería avanzar hacia conseguir algún objetivo (material, personal, profesional); otra, la de simplemente disfrutar de lo que se hace, como estar con unos amigos, ir al teatro o disfrutar de un hobby.

Si queremos aprovechar del tiempo, el proceso de decisión debería ser similar al proceso de maximización de beneficio financiero, pero en realidad vamos haciendo cosas durante el día sin pararnos a analizar los costes de oportunidad que tenemos. ¿Por qué no hacemos lo que realmente queremos?, ¿qué nos impide hacerlo?

El día a día nos atrapa en tareas y actividades que de forma implícita impiden hacer las que realmente nos gustaría hacer, generándonos frustración, ansiedad y haciendo que nos sintamos sin control y desperdiciemos nuestro tiempo. En cierta forma, lo estamos haciendo, ya que no identificamos lo que es importante para nosotros, no planificamos y desperdiciamos el tiempo que tenemos, dejándonos llevar por el día haciendo cosas de poco valor y perdiendo el tiempo de ocio dedicándolo muchas veces por inercia a ver programas de televisión sin contenido y con el único objetivo de distraer la mente de los problemas, que, en definitiva, es distraer la mente de nuestra vida.

Tenemos que tomar consciencia de qué hacemos en cada momento, por qué y de los costes de oportunidad que estamos teniendo. De esta forma, poco a poco tomaremos el volante del coche que conduce nuestra vida.

Vamos a ver la pérdida de tiempo en cosas que aportan poco valor con el ejemplo de la televisión. Todos los que somos padres somos conscientes de que la televisión emboba a los niños, los absorbe y les puede mantener entretenidos horas y horas. También, todos sabemos que verla en exceso es malo porque el niño no socializa, no juega, no estudia, sin embargo, no nos damos cuenta de que nosotros también nos embobamos con ella. En España, en 2016, consumimos 234 minutos de televisión al día de media[1], que suponen 3,9 h, es decir, la mayor parte de nuestro tiempo de ocio.

La televisión en sí no es un problema si se toma como una alternativa más de ocio y elegimos la programación para disfrutar de lo que nos gusta y la limitamos al igual que hacemos (o deberíamos hacer) con los niños. Es una buena forma de entretenimiento que nos permite estar relajados con facilidad, pero al igual que con todo en la vida, se convierte en un problema cuando se abusa, como muestran los datos estadísticos; y, sobre todo, teniendo en cuenta que casi todos nos quejamos de la falta de tiempo para muchas cosas.

En quienes no ven la televisión se observan patrones similares relacionados con la tecnología: redes sociales, internet o videojuegos.

Estas alternativas de ocio son peligrosas porque son adictivas y nos llevan a consumir una gran cantidad de tiempo de poco provecho y, por lo tanto, debido al coste de oportunidad, no tenemos tiempo para las cosas importantes. Por culpa de la televisión, de las redes sociales o los videojuegos, no realizamos nuestros hobbies, se pierde la comunicación en los hogares, no aprendemos sobre los temas que nos interesan o dejamos de socializar con la familia y amigos.

Al final, la televisión nos engancha porque cuando llegamos cansados al final del día es una forma cómoda de relajarnos, nos evade de las preocupaciones y es entretenida. Si cambiamos la palabra televisión por droga, esta frase sería igualmente válida, es decir, que la televisión es una droga que nos aleja de alcanzar nuestras metas y, en muchas ocasiones, nos impide disfrutar de lo que nos gusta, es decir, disfrutar de la vida.

5. ¿A qué dedicamos nuestro tiempo?

Tenemos que empezar a tomar consciencia de lo que hacemos a lo largo del día, para de esta forma poder ver si el tiempo que dedicamos a cada cosa es el que creemos que debería ser o deberíamos aumentarlo para hacer otras cosas.

Desde este momento, te animo a darte cuenta de los costes de oportunidad cuando realizas cualquier actividad y cuando sientas o pienses que deberías estar con otra cosa, ponte con ella sin dilación, ya que, como veremos más adelante, somos dueños de nuestro tiempo.

En la siguiente tabla, vamos a ver un día laboral que podría representar a muchas personas para que tomemos consciencia de cómo usamos nuestro tiempo y cómo se nos va yendo sin control, impidiéndonos realizar lo que nos gustaría hacer. También, podremos observar la importancia de planificar el día y la de ser muy rígidos para centrarnos en lo que realmente queremos hacer.

www.statista.com

Aunque te sientas identificado con esta tabla, te animo a que hagas una propia donde describas a qué dedicas el tiempo en un día laboral, poniendo especial atención a tu ocio, y que analices bien a qué dedicas tu tiempo libre y pienses qué cosas te gustaría hacer y que normalmente no haces. El ejercicio te ayudará a interiorizar que el tiempo es finito y que por más que queramos, no podemos meter más cosas; si metemos una más, tendremos que sacar otra (coste de oportunidad).

En el siguiente link, te dejo esta tabla en Excel para que puedas retocarla como quieras para tomar consciencia de la dedicación de tiempo en tu día a día.

https://amazingbooks.es/gestiona-tu-tiempo-extras

Este ejercicio lo he hecho sobre un día laboral para que tenga más impacto. Te animo a que lo hagas sobre el fin de semana, que, aunque el tiempo libre es mayor, la pérdida de tiempo sigue una parecida proporción.

La tabla que has hecho, ¿te sorprende?, ¿eras consciente?, ¿más o menos de lo que esperabas?, ¿te queda tiempo para ti?, ¿tienes tiempo para tu pareja o tus hijos?

Lo importante es que seamos conscientes de cómo son nuestros días laborales y festivos normales. Con este conocimiento, elegiremos a qué queremos dedicar nuestro tiempo y, si no hay espacio para esas cosas, tendremos que tomar la decisión de dejar de hacer o reducir otras, poniendo especial foco en aquellas que podrían estar malgastando nuestro día, como puede ser el exceso de televisión, las redes sociales o los videojuegos.

Cambiando nuestro patrón de comportamiento, podemos fácilmente reducir o eliminar actividades que nos aporten poco valor para sustituirlas por otras que nos acerquen hacia nuestros objetivos o que disfrutamos mucho más. Por ejemplo, podemos convertir los tiempos muertos o de desplazamiento en tiempos útiles para hablar por teléfono, pensar o leer si vas en transporte público. Podemos reducir otros, como ser ágiles por la mañana al levantarnos y por la noche al acostarnos, yendo en moto al trabajo para reducir el tráfico. Y otros, tenemos que tomar en serio reducirlos considerablemente como el caso de la TV, redes sociales o videojuegos.

6. Somos dueños de nuestro tiempo

Somos los únicos dueños de nuestro tiempo, nadie más elige por nosotros qué hacer en cada momento. Probablemente, no estés de acuerdo porque pienses que en el trabajo tu jefe, tus clientes definen lo que tienes que hacer y en casa, tu pareja o tus hijos, así como hay otras obligaciones que te desvían de lo que quieres hacer; pero te garantizo que no es cierto.

Dejamos que otros controlen nuestro tiempo, es decir, nuestra vida. Creemos que tenemos obligaciones hacia ellos o hacia ciertas cosas, cuando en realidad las creamos nosotros mismos o las hacemos más rígidas de lo que realmente son; y finalmente, quedamos atrapados por ellas. No espero que lo creas, te pido que tengas la suficiente apertura mental para ver que al menos puede ser cierto en algunos momentos del día o circunstancias de la vida.

A lo largo del libro, veremos que tenemos más control sobre nuestro tiempo del que realmente creemos y que, además, si somos flexibles y nos salimos de la caja, encontraremos huecos para hacer cosas que antes no podíamos hacer y dejaremos de realizar cosas que antes creíamos teníamos la obligación de hacerlas.

Vamos a ver tres ejemplos que nos servirán por lo menos para sembrar la semilla de que somos los dueños de nuestro tiempo. No tenemos que fijarnos en los ejemplos en sí o juzgarlos como extremos, tenemos que prestar atención si muestran que realmente sí tenemos algo de control sobre nuestro tiempo.

Piensa ahora en dos cosas importantes y urgentes que hayas tenido que hacer recientemente o un sitio donde tuvieras que estar y no pudieras faltar. Escríbelas y visualiza ese momento, siente la importancia que tienen y cómo no pueden ser canceladas. Te pido dos, por si alguna de ellas realmente fuera de las pocas cosas en la vida que son inaplazables.

Ufff, son cosas tan importantes que no las podrías dejar de hacer. Si no las hicieras, tendrían grandes consecuencias, por lo que no pueden ser pospuestas o canceladas. Así que, aunque no las quisieras hacer, no hay más remedio que ponerse ahora con ello, ¿verdad?

Ahora te voy a poner dos situaciones donde concluyas que la mejor opción sea cancelarlas o posponerlas, rompiendo así tu premisa inicial de que eran inaplazables.

El objetivo no es ver el tema de priorización, sino mostrarte que por importante que sea lo que tengamos que hacer siempre tenemos elección, lo cual demuestra que somos dueños de nuestro tiempo.

Si asumimos que tenemos elección, y somos flexibles y creativos, entonces podremos tomar el control de nuestro día a día. Este hecho no significa que no tengamos obligaciones hacia la familia, el trabajo, la sociedad; existen y nada nos exime de ellas. Este cambio de paradigma nos ayudará a ver que muchas de esas obligaciones nos las creamos nosotros, consentimos que otros nos las creen y, además, somos rígidos con los compromisos que adquirimos con nosotros u otros, permitiendo que al final se nos llene la agenda, no dejando hueco para hacer las cosas realmente importantes o las que nos gusta disfrutar.

1er Ejemplo para visualizar: somos dueños de nuestro tiempo

Te llaman por teléfono y te dicen que tu hijo (o un ser muy querido como padre, madre o pareja) acaba de tener un accidente grave y tienes que ir al hospital.

Siente lo que te acaban de decir, el sentimiento de tener a un ser querido en el hospital con la incógnita de qué va a pasar. ¿Qué harías? ¿Continuarías con tus planes o cancelarías/pospondrías ese tema inaplazable?

El ejemplo es extremo, pero debe ser así para saltarnos nuestros prejuicios inconscientes.

Lo más probable es que todos decidamos ir al hospital y no tengamos problema en cancelar las cosas que pensábamos eran inaplazables porque esto es más importante. Justificaremos poder hacerlo, porque es una situación muy grave y, además, pensaremos que las personas involucradas comprenderán la situación. También es probable, y a su vez muy alentador, que nos demos cuenta de que al final no ocurre absolutamente nada por cancelar esos planes inaplazables iniciales.

En el día a día es lo mismo, tenemos que hacer lo importante, que son todas las cosas que nos acercan a nuestros objetivos, así como aquellas con las que disfrutamos mucho. Para poder hacerlo, aprenderemos a identificar lo importante (capítulo 2), priorizar (capítulo 3 y 5) y a decir que NO de forma asertiva (capítulo 7).

Si finalmente tenemos que hacer algo que no nos apetece o no nos gusta, tendremos que aceptar que eso es así y no darle más vueltas. No tiene sentido pensar que deberíamos estar haciendo otra cosa, ya que si lo estamos haciendo es porque así lo hemos decido.

2º Ejemplo para visualizar: somos dueños de nuestro tiempo

¿Serías capaz de cancelar las 2 situaciones que has pensado por el simple hecho de pasar un rato con tus hijos, con tus padres y/o con tu pareja sin que haya ningún accidente?

Visualizar las 2 opciones que escribiste y vuelve a sentir la importancia y urgencia, así como las terribles consecuencias que creías antes que tendría cancelarlas o aplazarlas. ¿Qué harías? Probablemente, nadie lo cancelaría porque a la familia la vemos con frecuencia y la veremos en otro momento.

Ahora, imagínate que de alguna forma descubrimos que vamos a morir en ocho horas con absoluta certeza. Pasado el rato de shock y negación que tendríamos ante la situación, lo normal es que queramos compartir los últimos momentos despidiéndonos de nuestros seres queridos. Es decir, que el esquema de priorización se modifica totalmente según una variable que nunca tenemos en cuenta, que es el momento de nuestra mente, que indirectamente es tomar consciencia de la variable que realmente importa: nuestro tiempo de vida.

Al no considerar estos dos elementos, entendemos la vida de forma que tendemos a no disfrutar totalmente del presente y a tener el foco hacia el futuro.

3er Ejemplo para visualizar: somos dueños de nuestro tiempo

Reflexiona sobre la siguiente pregunta: ¿cuándo te vas a morir?

Nadie es capaz de predecir su muerte y puede producirse hoy, este año o en muchos años. Sin embargo, la sociedad occidental nos moldea en general para que vivamos y organicemos nuestras vidas con la mente puesta en el futuro y, en muchas ocasiones, por culpa de esto, dejamos de disfrutar de pequeñas cosas y no dedicamos todo el tiempo que nos gustaría a nuestros seres queridos o actividades que nos motivan.

Una vez hecho esto, haremos el siguiente ejercicio. Nos visualizaremos en el lecho de muerte y, desde esta situación, miraremos hacia atrás reflexionando sobre si hemos aprovechado bien la vida, tanto mirando cosas pasadas como cosas que estamos haciendo ahora con vistas al futuro. Usamos el caso de tener la muerte cerca para ayudarnos a desbloquear los prejuicios sociales que nos dicen cómo deberíamos vivir, para que nos enfoquemos en lo realmente importante que es cómo queremos vivirla y cómo nos sentimos respecto al modelo que tenemos en el momento presente. En el lecho de muerte, con frecuencia nos lamentamos de no haber dedicado más tiempo a la familia, de no haber hecho tal cosa, de no habernos reconciliado con alguien, etc.

Si haces en profundidad la reflexión, te darás cuenta de que cuando tenemos certeza de una muerte cercana, nuestro esquema de prioridades cambia automáticamente porque, en ese instante, aceptamos la realidad y tomamos el control de nuestra vida. Nos ayuda a tomar consciencia de que somos los dueños de nuestra vida y, por lo tanto, del tiempo y que es nuestra responsabilidad elegir qué hacemos con él.

Pero, realmente, ¿qué nos ha impedido no haberlo hecho ya?

¡NADA, nos hemos limitado nosotros mismos!

Es triste, pero a su vez alentador, ya que, si somos la causa, tenemos la posibilidad de cambio. ¿Por qué no revisar nuestra vida AHORA que aún podemos cambiarla? ¿Tenemos miedo de lo que vayamos a encontrar o a decidir cambiar? Esto es lo que me pasó con 35 años, no morí, pero experimenté la muerte de mi modelo de vida (familia, trabajo, amigos y valores). Esto fue durísimo y me costó mucho levantarme, pero fue una oportunidad maravillosa para hacer el ejercicio de mirar atrás, ver las cosas buenas y malas en mi vida e iniciar un camino
de crecimiento personal precioso y que intento compartir para ayudar a otros.

Para concluir este capítulo, quiero volver a resaltar la importancia de que entiendas que tú eres el único dueño de tu tiempo y tú eres la única persona que decide qué hacer con él con independencia de las circunstancias. He usado para ello dos ejemplos extremos, pero es la única forma que he encontrado para romper momentáneamente los prejuicios que tienes sobre tu vida y sobre el control de tu tiempo y ayudarte a visualizar que al menos tenemos un cierto control.

No importa si no terminas de compartir lo que digo, lo importante es que veas que podría ser cierto en algunos momentos del día o en algunas circunstancias. Eso es suficiente para que tomes las riendas en determinados momentos del día y, con el tiempo y la experiencia, irás poco a poco abriendo tu visión y tomarás las riendas de tu destino.

Es decir, mi objetivo es plantar una pequeña semilla que si la riegas y trabajas, irá creciendo, al igual que lo harás tú en el maravilloso camino de la vida.


[1] Datos sacados de www.statista.com

 

 

CAPÍTULO 2

El Conductor

Marcar el rumbo de nuestra vida.