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Prólogo: veritas veritatis del Arte

Muy pocas veces en la historia de la literatura universal, un sol brillante se despeña como un torrente de lava incandescente por las laderas de la narrativa. Pocos literatos llegan tan alto como fulgurantes cóndores a la cima del Aconcagua, produciendo un cisma en los altares de la verdadera literatura argentina.

Le damos a Ricardo Rojas Ayrala la bienvenida al parnaso de las letras universales.

Contra el peso abrumador del tiempo estas fábulas morales y deliciosas, trócanse en ejemplos ennoblecedores que todo hombre de bien ya sea adulto, niño o aún doncella, debe leer para dispersar las brumas que anegan a su espíritu. Estos cuentos apuntan a la esencia del candor del alma, en una época plagada de falsos ídolos, que alabando al becerro de oro, infectan con sus desvaríos a los inocentes lectores de finales del siglo XX.

Estos cuentos, humilde obra de un genio, han fundado una maravillosa sociedad dramática-musical, que al ser cantada durante los carnavales eleva el extraviado espíritu que gime en el averno, llevándolo a la ilusión sublime de la felicidad que titila a centellazos con la fuerza moral de Júpiter tronante.

Ricardo Rojas Ayrala vela con su exultante elocuencia y alienta a la fundación de la Hélade Americana. Sus escritos trasuntan el majestuoso escorzo de la Idea, haciendo de su pluma el febril penacho sangrante que arropa el lenguaje, interrumpiendo el holocausto del espíritu.

Su permanente conversación con la hermandad inefable de los filósofos, queda plasmada en cada una de sus páginas, llegando por pensamiento y letra al ánfora triunfal del augusto paraíso literario.

Textos llenos de ustoria transparencia que así como nos suspenden, nos punzan, trémulos; hasta hundirnos en los exquisitos vértigos del arte.

Si a partir de estos textos alguien escribe mal, es adrede. Los maestros existen.

Sirva y sea este libro, códice de una nueva época literaria, que ha de ser llevada por la mano del ágil Mercurio hasta los dioses del Olimpo, completando con la ígnea majestuosidad de sus ojos nuestra propia lectura.

Daniel Muxica

Versificador, poeta, guitarrista y filósofo de la Argentina

Buenos Aires, invierno de 2018.