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Obra ganadora del Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2006

El jurado estuvo conformado por Brenda Bellorín,

Fabio Morábito y María Eugenia Negrín

 

Primera edición, 2007

Cuarta reimpresión, 2015

Primera edición electrónica, 2015

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Amara, Luigi

Las aventuras de Max y su ojo submarino /

Luigi Amara ; ilus. de Jonathan Farr. — México :

FCE, flm, 2007

61 p.: ilus.; 25 × 18 cm

ISBN 978-968-16-8450-1 (impreso)

 

1. Literatura infantil I. Farr, Jonathan, il. II.

Ser. III. t.

 

LC PZ7 Dewey 808.068 A697a

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Distribución mundial

 

© 2007, Luigi Amara, texto

© 2007, Jonathan Farr, ilustraciones

 

D. R. © 2007, Fundación para las Letras Mexicanas, A. C.

Liverpool, 16; Col. Juárez, 06600 México, D. F.

www.flm.mx

 

D. R. © 2007, Fondo de Cultura Económica

Carretera Picacho Ajusco, 227; 14738 México, D. F.

www.fondodeculturaeconomica.com

Empresa certificada ISO 9001:2008

 

Editoras: Miriam Martínez y Eliana Pasarán

Diseño editorial: León Muñoz Santini

 

Comentarios: librosparaninos@fondodeculturaeconomica.com

Tel. (55) 5449-1871. Fax. (55) 5449-1873

 

ISBN 978-607-16-2850-3 (ePub)

 

Se prohíbe la reproducción parcial o total de esta obra,

por cualquier medio, sin la anuencia por escrito del titular

de los derechos correspondientes.

 

Composición digital: Adosaguas Contenidos Multiplataforma

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A Max le dolían los ojos

de tanto smog y aire insano,

se tallaba las pupilas

como quien busca un gusano.

 

Por error su dedo extrajo

de golpe el ojo derecho,

no le dolió ni hubo sangre

pero gritó: “¡oh, qué he hecho!”

 

El ojo rodó en el suelo

como una canica extraña

y fue a parar a la esquina

donde espantó a una araña.

 

 

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El ojo se asustó también

al ver tan cerca al insecto,

quiso gritar: “¡puedo ver!”

y se quedó circunspecto.

 

Dio un giro en su propio eje

hacia donde Max lloraba,

“¡pero si ese niño tuerto

es donde yo me alojaba!”

 

Tocando en su cara el hueco

Max vio a su ojo mirarlo,

¡qué sorpresa!, ¡qué momento!,

¡cómo poder olvidarlo!

 

El ojo izquierdo en la cara

y el derecho allá en el piso,

cada cual miraba al otro

como si fuera un hechizo…

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Cuando recogió su ojo

ya tenía polvo y pelusas,

Max lo sumergió en su acuario

entre peces y medusas.

 

Quería dormir de ese modo:

un ojo soñando en mares

y el otro abajo del agua,

apartado de pesares.

 

El sueño nunca llegaba,

¡no podía cerrar el ojo!,

se puso un parche pirata