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Colección Educación Comparada e Internacional

Serie Retratos críticos

Colección dirigida por Miguel A. Pereyra (Universidad de Granada)

Título original: Maria Montessori, Roma, Ediesse, 2012

Autor: Renato Foschi

Traducción al castellano: Rafael Hidalgo

Revisión a cargo de Miguel A. Pereyra

Primera edición (papel): marzo de 2014

Primera edición electrónica: marzo de 2020

© de Ediesse, 2102

© De esta edición:

Ediciones OCTAEDRO, S.L.

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ISBN (papel): 978-84-9921-532-7

eISBN: 978-84-18083-76-1

Diseño y realización: Editorial Octaedro

A Agnes y todos los demás

Introducción

A lo largo del tiempo, se han publicado distintos volúmenes que analizan la figura de Maria Montessori (1870-1952), tratando de describir aspectos particulares de su biografía y su producción científica. Se recuerdan de manera especial el volumen de Schwegman (1999) sobre la biografía completa de la científica y el volumen de Babini y Lama (2000) que, en cambio, se centra en sus años de formación y en su compromiso político juvenil en el seno del movimiento feminista y sufragista italiano. Es oportuno recordar también el destacado Maria Montessori: da Il metodo a La scoperta del bambino de Trabalzini (2003).

El periodo comprendido entre 1907 y 1915 hizo célebre a Montessori convirtiéndola en icono de la nueva pedagogía progresista y liberal que proponía una educación «a medida del niño». Así escribió una alumna suya en una biografía hagiográfica de la estudiosa:

[…] Montessori comprendió el valor de la libertad. Muchas personas no entienden el significado profundo de esta palabra. Para muchos, la libertad significa estar aliviados o estar satisfecho con cualquier exigencia momentánea o incluso ser instintivo. Para Maria Montessori la libertad es un concepto de valor altísimo. La libertad no está atada al placer o a la satisfacción de deseos momentáneos. Montessori amaba la libertad (Maccheroni, 1947; 47; t.d.a.).

El presente trabajo, tomando como punto de partida la biografía de Kramer (1976/1988), pretende colmar algunas lagunas y reconstruir el contexto de las primeras Casas de los Niños, destacando las fases científicas y culturales que llevaron a la «invención» del Método y a toda la experiencia montessoriana; en base a investigaciones archivísticas originales, queremos demostrar que el itinerario montessoriano puede entenderse en profundidad solo si se considera incluido en una vasta y compleja red de relaciones y de hechos influidos por un contexto alejado del nuestro y, por tanto, difícil de captar con nuestras categorías, con nuestros ojos.

En los últimos decenios se ha asistido a un progresivo afinamiento de los métodos de la historia de las ciencias del comportamiento; esto ha llevado a una distinción fundamental entre historiografía «clásica» y una «nueva» historiografía. La historiografía clásica tendería a la celebración, a la clasificación y al presentismo,1 dando valor a las fuentes históricas de la investigación de la corriente principal y reduciendo la historia a capítulo erudito e introductorio de los manuales. En cambio, la nueva historia tiende a promover un punto de vista crítico y desvinculado del «presentismo». De tal guisa se afrontarían de manera nueva los temas de la investigación poniendo de manifiesto las matrices sociales, políticas y prácticas que llevaron a la aparición de un paradigma o al declive de otro. Al mismo tiempo, una de las claves interpretativas principales de la «nueva» historia consistiría en destacar el papel fundamental que han tenido las ciencias del comportamiento, incluidas las experimentales, en el management social de las modernas sociedades liberales.

Esta clave de lectura nos ayuda a entender el enfoque metodológico montessoriano que desde los primeros cursos sobre su Método, impartidos a partir de 1909, dedicaba el ciclo inicial de lecciones a la psicología y a la antropología, subrayando que de estas ciencias, desvinculadas de las abstractas estancias de laboratorio, se debía derivar una nueva pedagogía consecuente con la investigación científica. En efecto, de la lectura del Método se deduce un uso original de las leyes que atañen a la fisiología de los sentidos y el recurso a las teorías de las ciencias experimentales, sobre todo, con el objeto de formar metodológicamente a los docentes.

A pesar de las peticiones de principio de tipo epistemológico y de la necesidad de una cultura psicológica y antropológica, la ciencia montessoriana siguió siendo una ciencia que se desarrolló principalmente a partir de la experiencia educativa concreta. En este sentido, el Método Montessori debió mucho al experimento de las Casas de los Niños; la cultura psicológica y antropológica se quedó, en cambio, como telón de fondo, una especie de instrumento de legitimidad de la nueva pedagogía montessoriana, convirtiéndose incluso con el tiempo en objeto de crítica por parte de Montessori, quien terminó estigmatizando las técnicas de investigación como una manera de servirse del niño de forma instrumental, considerándolo un mero objeto de estudio. La pedagogía montessoriana se convirtió, por el contrario, en una ciencia atenta a favorecer el desarrollo del niño por medio de prácticas educativas no «intrusivas».

Para comprender la compleja trama de la que tomó arranque la pedagogía montessoriana, es preciso clarificar que en la Italia de principios del siglo XX, las ciencias del comportamiento (psicología, pedagogía, etc.) fueron mucho más que el simple intento de aplicar los estudios experimentales al sector pedagógico o a la psicología del niño. Tal como la misma Montessori adelantó al comienzo del «Método», su finalidad era «sacar la investigación fuera del laboratorio».

Las ciencias del comportamiento nacieron en diferentes y múltiples declinaciones de ambientes culturalmente lejanos a los nuestros; eso hace difícil el análisis historiográfico de este proceso de aplicación de la antropología y la psicología experimental en las sociedades avanzadas de principios del siglo XX.

Desde este punto de vista, el experimento de las Casas de los Niños reprodujo una finalidad típica de las ciencias humanas de principios del siglo XX, un enfoque que atañe a lo que se define como «biopoder» o, mejor aún, gubernamentalidad [governmentality, véase el glosario], un poder que en los Estados de capitalismo avanzado se fundamenta en la libertad individual, legitimado por la ciencia y encaminado en primer lugar a ampliar la esfera del poder psicológico de las personas, pero al mismo tiempo a disciplinar a la masa y a normalizar a las nuevas subjetividades emergentes —los niños del pueblo, el cuarto Estado, los emigrantes, los anarquistas, las feministas, los socialistas, etc.—, mediante tecnologías de gobierno de las mentalidades. Esto aconteció claramente en un momento histórico caracterizado por la crisis y el cambio social (Rose, 1999: 160-164; cfr. Rose, 1996).

En este sentido, los niños del pueblo y sus familias aparecieron como sujeto de la primera pedagogía científica montessoriana. Por otra parte, dicha pedagogía fue considerada, por los liberales del tiempo, una perspectiva progresista y emancipadora, hasta el punto de que las élites italianas y romanas de principios del siglo XX apoyaron a Maria Montessori, quien por otro lado también en América fue apoyada por las mismas élites. Por añadidura, los ambientes católicos liberales —los modernistas— en una primera fase acogieron el Método, que tuvo dificultades solo cuando el latente «antimodernismo» se alió con los componentes más oscurantistas y conservadores de la sociedad italiana. Montessori se movía con cautela en este escenario social tan dificultoso, y prestaba atención a no caer víctima de él. Aquí su referente fue Francisco Ferrer (1859-1909), prototipo del «mal maestro», condenado a muerte por haber fundado un movimiento pedagógico libertario en el que se formaban antidogmáticamente incluso los más pobres y aquellos mismos muchachos que reaccionaban a las injusticias sociales usando también la violencia política.

La historia de Maria Montessori fue otra historia. Probablemente, su deseo de aparecer primero como líder del movimiento feminista y luego como fundadora de un movimiento pedagógico modernizador y científico —incluso cuando, con las Franciscanas Misioneras de María (FMM), llegó a considerarlo una especie de «organización católica» que actuaba de manera reservada a favor del progreso de la humanidad— expuso a la estudiosa a una continua crítica y valoración tanto en Italia como en el extranjero. La crítica contraria a Montessori también se basaba, como veremos, en el hecho de que, a menudo, su Método iba en dirección contraria a los valores de las culturas con las cuales Montessori entraba en contacto y a las que pedía su apoyo.

Por si fuera poco, Maria Montessori fue una especie de «científico múltiple» comprensible solo si era contextualizado e insertado en las diferentes matrices en las que actuó según una historia cruzada [histoire croisée, ver el glosario] (Foschi, 2003). El mero análisis de las fuentes científicas del Método montessoriano, la descripción y catalogación de las técnicas de aprendizaje introducidas por el Método o la comparación con otras técnicas pedagógicas no ayudan, pues, a entender, por sí solas, la complejidad encarnada por la estudiosa.

Maria Montessori fue médica, psiquiatra, antropometrista, «experta» de psicología experimental, pedagogista, política, feminista, teosofa, laica, católica. La científica Montessori sintetizó, de cada una de estas personalidades «escondidas» y en cierto sentido contrapuestas, elementos que encontramos en sus aplicaciones pedagógicas y en su método.

Analizando la biografía montessoriana destacan nuevos aspectos críticos: entre 1910 y 1915, algunos documentos descubiertos recientemente confirman que el primer núcleo de maestras montessorianas se parecía a una especie de congregación católica (Kramer, 1976/1988: 179; cfr. Bazin, 2011, Cohen, 1969; Foschi, 2008; Schwegman, 1999).

La presente contribución indaga también estos aspectos controvertidos, al igual que la contigüidad con el fascismo, y pone de manifiesto cómo, en realidad, fueron accesorios con respecto al objetivo principal de Montessori, que consistía en beneficiar a la humanidad por medio de la difusión de una cultura «revolucionaria» de la infancia.

En base al análisis de las fuentes, no cabe duda de que Montessori buscó una mediación continua, adecuándose a aquellos aspectos del positivismo, de la teosofía, del catolicismo, pero también del liberalismo y del fascismo, que parecían poder favorecer la modernización en ámbito educativo. A menudo, esta búsqueda de «compromisos» resultó ser insatisfactoria y hacia el final de su vida seguía en pie la relación con el liberalismo progresista y la teosofía que probablemente representó el intento más radical de reunir, antidogmática y «experimentalmente», en un terreno común: positivismo, emancipación femenina, modernización, liberalismo y ecumenismo.

En un contexto objetivamente difícil, Montessori, a principios del siglo XX, creó una estrecha red de apoyo a su ciencia, especialmente formada por la clase dirigente romana laica y progresista, por nobles y católicos liberales que favorecieron sobre todo su alejamiento del cliché del siglo XX de la mujer-científica, «esclava» del laboratorio, cosechadora pasiva de hechos empíricos o, más bien, «asistente-sombra» del mandarinato académico, para afirmarse como sujeto que proponía una nueva educación fundada en la libertad y la autoeducación del niño.

El libro puede dividirse en dos partes. La primera atañe a la biografía montessoriana con referencias a las culturas en las que operó y con llamadas a las fuentes publicadas e inéditas utilizadas. La segunda parte, que atañe a la actualidad del Método pedagógico, está dedicada a los fundamentos de la pedagogía montessoriana y a correspondencias teóricas y científicas que la investigación más al día ha aportado a esta «pedagogía de la libertad».

El intento pretende proporcionar un instrumento con varios niveles de lectura. De este modo, se hallará una nueva clave interpretativa y una perspectiva para comprender la obra de Maria Montessori.

Tengo que dar las gracias personalmente a Giovanna Alatri, cuyos consejos me iniciaron en los secretos de la historia de la educación en Roma; además, estoy agradecido a Barbara De Rosa, que ha pasado mucho tiempo en el Archivo central del Estado llevando a cabo sus prácticas con los dosieres sobre Maria Montessori. También un agradecimiento especial a Michele Gianfelice, que concibió la idea de este trabajo para la colección «fundamentes» de Ediesse y asumió el riesgo de confiármelo.

Por último, unos pensamientos dirigidos a mi familia, que desatendí durante las muchas horas transcurridas tratando de entender el «misterio Montessori».

1. Las palabras destacadas en negrita aparecen desarrolladas en el glosario.

Biografía cronológica

1870 El 31 de agosto nace Maria Montessori en Chiaravalle, provincia de Ancona.

1875 La familia Montessori se muda a Roma.

1892 Maria se matricula en la facultad de Medicina de la Universidad de Roma La Sapienza.

1896 Se licencia con una tesis que lleva por título «Estudio de las alucinaciones con carácter antagonista». Representa a Italia en el Congreso internacional de mujeres de Berlín.

1898 Nace Mario, hijo de Maria Montessori y Giuseppe Montesano. Maria Montessori participa como médico en el Congreso pedagógico de Turín presentando un orden del día, pactado con sus colegas romanos, que proponía la institución de clases especiales e institutos medicopedagógicos para la educación de los niños con problemas.

1899 Montessori se convierte en consejera de la Liga nacional para la protección de los niños subnormales. Participa en el Congreso internacional de mujeres de Londres. Se apunta a la sección europea de la Sociedad teosófica.

1900 Maria Montessori empieza a enseñar Higiene y Antropología en el Instituto de Magisterio femenino de Roma.

1902 Abandona los cargos de la Liga nacional para la protección de los niños subnormales y la correspondiente enseñanza en la Escuela de magisterio ortofrénica. Se matricula en la Facultad de Filosofía. Sus intereses cambiaron de dirección de la psiquiatría a las ciencias humanas.

1906 Luigi Credaro llama a Maria Montessori para que enseñe Antropología pedagógica en la Escuela pedagógica de la Universidad de Roma. Escribe una serie de artículos sobre la reinserción de niños antisociales.

1907 En enero se inaugura la primera Casa de los Niños del Instituto Romano de Bienes Inmuebles (Istituto Romano di Beni Stabili, IRBS), en la vía dei Marsi, 58, en el barrio de San Lorenzo de Roma.

1908 Apertura de las Casas de los Niños de la Sociedad Humanitaria de Milán.

1908-1910 Inauguración de las Casa de los Niños de vía Giusti del generalicio de las Franciscanas Misioneras de María (FMM). Se acerca al catolicismo. Las FMM favorecen la apertura de más Casas de los Niños.

1909 Alice y Leopoldo Franchetti invitan a Montessori a sus escuelas populares de Città di Castello (Perugia), y promueven la publicación del Método de la Pedagogía Científica aplicado a la educación infantil en las Casa de los Niños. Alice Franchetti favorece la difusión internacional del Método montessoriano. Primer artículo internacional sobre el Método escrito por Maude G. May (Journal of Education, Londres, 1 de septiembre), al cual se añadirá en los años siguientes una serie de otros artículos en revistas estadounidenses.

1910 La Municipalidad romana instituye dos Casas de los Niños, en el Pincio y en el barrio judío adyacente a la Iglesia de Sant’Angelo in Pescheria.

1912 Primera traducción estadounidense del Método.

1913 Primer viaje a Estados Unidos. Ruptura con el ambiente romano, con IRBS y con FMM.

1914 Manual de divulgación del Método en Estados Unidos (Montessori’s Own Handbook).

1915 Segundo viaje a Estados Unidos. Apertura de la Casa de los Niños en la Casa de la Maternitat i Expòsits de Barcelona y en los institutos de los Padres vicencianos.

1917 Tercer viaje a Estados Unidos.

1923-1924 Comienza un periodo de colaboración con el fascismo; se funda la Obra Nacional Montessori.

1929 Fundación de la Association Montessori Internationale (AMI).

1932 La policía política fascista abre un dosier sobre Maria Montessori a quien espían agentes OVRA.

1933 Ruptura con el fascismo y enfriamiento de las relaciones con la Iglesia católica. Maria y Mario Montessori mantienen relaciones con la Generalitat de Catalunya.

1934 El IV Congreso internacional Montessori se celebra en Roma en un clima de tensión y bajo vigilancia de la OVRA. Participará Jean Piaget.

1936 A causa de la guerra civil, Maria Montessori deja Barcelona, Mario en cambio colaborará con Carlo Rosselli en la guerra de España.

1939 Mario y Maria Montessori empiezan un viaje a la India que durará hasta el final de la segunda guerra mundial. Son huéspedes del cuartel general de la Sociedad teosófica en Adyar.

1947 Después de un breve retorno a Europa, Maria Montessori emprenderá un nuevo viaje a la India que durará dos años y en el que ideó su teoría pedagógica y evolutiva para el periodo que va del nacimiento a los 3 años. Vuelve a Italia, se funda otra vez la Obra Nacional Montessori y se restablecen contactos con los ambientes católicos.

1951 Tercera candidatura de Maria Montessori al premio Nobel de la Paz.

1952 Maria Montessori muere mientras planeaba un viaje de conferencias en Ghana; estaba de vacaciones en Noordwijk, en la costa holandesa, donde está enterrada.

Índice cronológico de sus obras

1902 «Norme per una classificazione dei deficienti in rapporto ai metodi speciali di educazione», en Atti del Comitato Ordinatore del II Congresso Pedagogico Italiano 1899-1901, Trani, Nápoles, pág. 144-167; republicado en Vita dell’Infanzia, a. XI, n. 9, septiembre 1962, pp. 3-12.

1905 «Caratteri fisici delle giovani donne del Lazio», Atti della Società Romana di Antropologia, 12, 1, pp. 3-83.

1909 Corso di pedagogia scientifica, Società Tipografica Editrice, Città di Castello.

Il metodo della pedagogia scientifica applicato all’edu­cazione infantile nelle Case dei Bambini, Tip. Casa Editrice S. Lapi, Città di Castello (2ª edición 1913, 3ª edición 1926, 4ª edición 1935, 5ª edición 1950 bajo el título La scoperta del bambino). En el año 2000, la Obra Nacional Montessori publica una edición crítica.

1910 Antropologia pedagogica, Vallardi, Milán.

1916 L’autoeducazione nelle scuole elementari, E. Loescher & C. - P. Maglione e Strini, Roma.

1921 Manuale di pedagogia scientifica, Alberto Morano Editore, Nápoles (primera edición original publicada en EE. UU. bajo el título Dr. Montessori’s Own Handbook, 1914).

Psico Aritmética, Araluce, Barcelona.

1934 Psico Geométria, Araluce, Barcelona.

1936 Il bambino in famiglia, Tipografia Tuderte, Todi (primera edición original en alemán bajo el título Das Kind der Familie, 1923).

1938 Il segreto dell’infanzia, Istit. Edit. Ticinese S.A., Bellinzona (primera edición original en francés bajo el título L’Enfant, 1936).

1949 Formazione dell’uomo, Garzanti, Milán.

Dall’infanzia all’adolescenza, Garzanti, Milán (primera edición original en francés bajo el título De l’enfant à l’adolescent, 1948).

Educazione e pace, Garzanti, Milán.

1952 La mente del bambino. Mente assorbente, Garzanti, Milán (primera edición original en inglés bajo el título The Assorbent mind, 1949).

1970 Come educare il potenziale umano, Garzanti, Milán (primera edición original en inglés bajo el título To educate the human potential, 1947).

Educazione per un mondo nuovo, Garzanti, Milán (primera edición original en inglés bajo el título Education for a new world, 1947).