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Competencias cognitivas en Educación Superior

Competencias cognitivas en Educación Superior

Mª Luisa Sanz de Acedo Lizarraga

NARCEA, S.A. DE EDICIONES

Cubierta: Francisco Ramos

ISBN papel: 978-84-277-1690-2
ISBN ePdf: 978-84-277-1769-5
ISBN ePub: 978-84-277-2181-4


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Índice

PREFACIO, de Belle Wallace

PRESENTACIÓN

1. ALCANCE DEL CONSTRUCTO COMPETENCIA

¿Qué se entiende por competencia?

Clasificación de las competencias

Competencias básicas, personales y profesionales. Competencias genéricas y específicas.

Competencias cognitivas

Niveles de cognición. Características del pensamiento. Perfil de las competencias cognitivas.

Competencias y enseñanzas universitarias

Modificabilidad de las competencias

Evaluación de las competencias

Orientaciones generales. Portafolio: Instrumento de evaluación continua.

2. COMPETENCIAS NECESARIAS PARA COMPRENDER LA INFORMACIÓN: PENSAMIENTO COMPRENSIVO

Pensamiento comprensivo

Competencias comprensivas

1. Comparar. 2. Clasificar. 3 y 4. Analizar y sintetizar. 5. Secuenciar. 6. Descubrir razones.

3. COMPETENCIAS NECESARIAS PARA EVALUAR LA INFORMACIÓN: PENSAMIENTO CRÍTICO

Pensamiento crítico

Competencias críticas

1. Investigar la fiabilidad de las fuentes de información. 2. Interpretar causas. 3. Predecir efectos. 4. Razonar analógicamente. 5. Razonar deductivamente (razonamiento transitivo).

4. COMPETENCIAS NECESARIAS PARA GENERAR INFORMACIÓN: PENSAMIENTO CREATIVO

Pensamiento creativo

Creatividad: producto, proceso, persona y ambiente. Creatividad grupal. Creatividad e innovación.

Competencias creativas

1. Generar ideas. 2. Establecer relaciones. 3. Producir imágenes. 4. Crear metáforas. 5. Emprender metas.

5. TOMA DE DECISIONES Y SOLUCIÓN DE PROBLEMAS: COMPETENCIAS COMPLEJAS

Toma de decisiones

Fases del proceso de decisión. Decisiones grupales. Factores que influyen en la decisión.

Competencia de tomar decisiones

Solución de problemas

Fases en la solución de problemas. Tipos de problemas.

Competencia de solucionar problemas

6. RECURSOS COGNITIVOS: METACOGNICIÓN, AUTORREGULACIÓN Y TRANSFERENCIA

Metacognición

Competencia de metacognición

Autorregulación

Competencia de autorregulación

Transferencia

Competencia de transferencia

7. ENSEÑAR COMPETENCIAS COGNITIVAS: ALGUNAS FORMAS DE INTERVENCIÓN

Método “Pensar Activamente en Entornos Académicos”

Cómo aprender una asignatura

Utilidad de las preguntas en el aprendizaje

Estimulación de la creatividad

Papel de las estrategias en el aprendizaje

Competencias cognitivas y nuevas tecnologías

Un modelo de guía docente

CONCLUSIONES FINALES

BIBLIOGRAFÍA

Prefacio

El ser humano posee la capacidad para dirigirse siempre hacia la luz, pero sólo disfrutará de ella si utiliza su pensamiento intuitivo, creativo, lógico, práctico y reflexivo. La comprensión y la práctica de estas formas de pensar le permitirán, además de apreciar sus ideas y sentimientos, deleitarse con la luz brillante de la mente de otras personas, por ejemplo, de los matemáticos, arquitectos, escritores, científicos, bailarines y artistas.

Las personas formamos una comunidad con un amplio abanico de vías de interacción y comunicación. En la actualidad, como nunca en la historia, se necesitan individuos reflexivos que comprendan la información, la evalúen y actúen sobre ella; pero también, individuos que generen muchas ideas, variadas y originales, que eviten los errores cometidos en el pasado, que aminoren las grandes desigualdades educativas y económicas existentes y que, en definitiva, creen un entorno social caracterizado por el bienestar, la justicia y la equidad: una meta atractiva y ambiciosa que tienen que llevar a cabo los estudiantes en formación.

Se aprecia un consenso generalizado entre los científicos sobre la posibilidad de desarrollar en los jóvenes las competencias cognitivas, sociales, emocionales e instrumentales y sobre la necesidad de que esta propuesta se convierta, lo antes posible, en el objetivo prioritario del sistema educativo. Particularmente la Universidad, apoyándose en su libertad para elaborar e implementar Planes de Estudio, debe estimular en los futuros profesionales esas capacidades para que puedan percibir la relevancia de sus aprendizajes, asociarlos a sus vidas, lograr una comprensión intuitiva de los demás, experimentar la alegría de la autorrealización, pensar por sí mismos, cuestionar la información y la realidad social, justificar sus argumentos, tomar decisiones acertadas y solucionar problemas complejos. Éste es el mayor privilegio que tienen los docentes universitarios y a su vez la mayor responsabilidad.

Y aunque este libro está dirigido a profesores y estudiantes universitarios, las ideas y los mensajes que ofrece también pueden ser beneficios para todos los educadores y padres, pues en él encontrarán razones y técnicas interesantes para mejorar el potencial cognitivo de sus educandos e hijos y hacerlos más receptivos al proceso de aprendizaje.

¡Qué gran reto para los educadores!

BELLE WALLACE
Director of TASC International (Thinking Actively in Social Context)
Editor: Gifted Education International
Fellow of the Royal Society of Arts

Presentación

A lo largo de las páginas siguientes vamos a tratar un tema de gran relevancia en la Educación Superior como es el de las competencias cognitivas. Las competencias, especialmente las cognitivas, preparan al estudiante para adaptarse mejor a los cambios que se producen en la sociedad del conocimiento, asimilar las nuevas tecnologías e incorporarse al mercado laboral; una preparación, en suma, para poder actuar de forma eficiente en todos los ámbitos de la vida. Así entendidas, la Unión Europea, en su Declaración de Bolonia de 19 de junio de 1999 y en otros muchos documentos, ha propuesto un nuevo marco educativo común a todos sus países miembros fundamentado en principios de calidad, movilidad de alumnos y profesores, cooperación entre Universidad e Industria y convergencia y armonización de los estudios. Todo ello significa un proceso de renovación profunda que culmina con la creación definitiva del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).

El nuevo sistema universitario europeo está centrado en el desarrollo de competencias, ya sean éstas cognitivas, emocionales, sociales, instrumentales, etc., en sus ciclos formativos claramente diferenciados de Grado, Posgrado y Doctorado. Esta meta tan ambiciosa se logrará si los dos elementos esenciales del proceso, estudiante y profesor, desempeñan el papel que les corresponde. Al primero, el de comprometerse con responsabilidad y autonomía en su aprendizaje para prepararse en una variedad de capacidades y dominios científicos, técnicos o artísticos y al segundo, el de planificar, guiar, orientar y facilitar el proceso de aprendizaje utilizando métodos docentes y tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que ayuden al logro de la formación integral de los futuros profesionales.

Y algo muy importante. Antes de describir el contenido de esta obra es necesario precisar la manera en que en ella se interpretan algunos conceptos clave que se utilizan o que se relacionan con los mismos, como son los conceptos de competencia, capacidad, aptitud, habilidad y destreza. La competencia hace referencia a una capacidad que se proyecta en la forma en que una persona utiliza todos sus recursos personales (habilidades, conocimientos, actitudes y experiencias) para resolver adecuadamente una tarea en un contexto definido, por ejemplo, competencia para resolver problemas informáticos. La competencia pone de manifiesto el nivel de desarrollo alcanzado en diferentes capacidades y contribuye a mejorarlo.

La capacidad responde a un potencial cognitivo del sujeto que sostiene la consecución de la competencia; por ejemplo, capacidad para procesar, representar y manipular información espacial. La aptitud es un término que siempre ha estado relacionado con mediciones psicológicas estandarizadas; diríamos que es un término ya clásico en la bibliografía de los tests psicológicos, aunque en cierto grado sinónimo al de capacidad. La habilidad puede considerarse como una capacidad específica; por ejemplo, habilidad para comparar hechos históricos. Finalmente está el concepto de destreza, que, en general, se entiende como una habilidad eminentemente práctica y automatizada, un esquema de acción; por ejemplo, destreza para tocar un determinado instrumento musical.

A su vez, todos los conceptos comentados forman parte de la estructura mental del ser humano y se integran en el proceso por excelencia: el pensamiento. Por ello, en esta obra se ha organizado el estudio de las competencias cognitivas en función de los diferentes estilos de pensar, que son: comprender, evaluar, crear, tomar decisiones y solucionar problemas.

Pudiera ocurrir que algunos autores del campo de la psicología no estén de acuerdo con esta manera de definir los conceptos anteriores. Lo entiendo, porque en psicología, como en otras muchas disciplinas, se aplican diferentes puntos de vista sobre la realidad que se estudia, pero estimo que la exposición no deja de ser coherente, válida y justificada. En este trabajo únicamente se emplean los términos de competencia, capacidad y habilidad y la mayoría de las veces se hace indistintamente; el lector no debe extrañarse de esta versatilidad de empleo porque estos vocablos se utilizan especialmente desde un punto de vista cognitivo y con desigual grado de amplitud y complejidad: la competencia de solucionar problemas es más difícil que la de comparar información.

El libro contiene siete capítulos. El primer capítulo, Alcance del constructo competencia, trata sobre su conceptuación, clasificación, modificación y evaluación. Las competencias son conjuntos de habilidades, conocimientos, actitudes y valores, y es necesario que un alumno vaya adquiriéndolas y dominándolas a lo largo de su formación universitaria, ya que se consideran imprescindibles para cualquier profesional que pretenda trabajar en una sociedad como la actual. Destacan en importancia las competencias cognitivas, que son aquellas que ayudan a dar significado a los sucesos que ocurren y a la información que se recibe, así como a evaluar y crear nueva información, tomar decisiones acertadas, resolver problemas abiertos y controlar el aprendizaje y la conducta.

El segundo capítulo, Competencias necesarias para comprender la información: Pensamiento comprensivo, se dirige a describir las competencias de comparar, clasificar, analizar, sintetizar, secuenciar y descubrir razones, que son requisitos indispensables para interpretar cualquier conocimiento, percibir su evolución y manejar nuevas formas de simbolización y representación, como es el caso del lenguaje digital.

El tercer capítulo, Competencias necesarias para evaluar la información: Pensamiento crítico, versa sobre las competencias de investigar la fiabilidad de las fuentes de información, descubrir causas, predecir efectos y razonar analógica y deductivamente. Estas competencias son más avanzadas que las del capítulo segundo: después de comprender, se está dispuesto y preparado para valorar críticamente cualquier eventualidad, con la finalidad de buscar la verdad sobre ella y mejorarla.

El cuarto capítulo, Competencias necesarias para generar información: Pensamiento creativo, describe la creatividad como producto, proceso y persona; razona el papel del entorno en la estimulación, inhibición y evaluación de la creatividad, destaca la creatividad grupal como germen de la innovación, examina el proceso emprendedor y define las competencias propias de este tipo de pensamiento.

El quinto capítulo, Toma de decisiones y solución de problemas: Competencias complejas, propone algunos conceptos sobre ambos procesos, los procedimientos de su ejecución y los factores que influyen en ellos. La decisión forma parte de la solución de un problema y esta última se apoya en ella: una solución eficaz a un problema se basa en una decisión eficiente. Estas competencias son determinantes en cualquier actividad humana.

El sexto capítulo, Recursos cognitivos: Metacognición, autorregulación y transferencia, estudia la aportación de cada uno de estos recursos al desarrollo de las competencias. No basta con enseñar y practicar una determinada competencia, sino que es necesario que el alumno reflexione sobre ella, la interiorice, controle su proceso de aprendizaje, utilice estrategias que le exijan mantener su mente activa y sea capaz de transferir sus logros no sólo a situaciones dentro del ámbito académico y fuera del mismo, sino también a la realidad personal, social y laboral.

El séptimo y último capítulo, Enseñar competencias cognitivas: Algunas formas de intervención, pretende ayudar tanto al profesor como al alumno en los procesos de enseñar y de aprender ofreciendo algunas orientaciones psicopedagógicas que conviene tener en cuenta en la nueva programación educativa. En él se comentan varias formas de instrucción, particularmente el método “Pensar Activamente en Entornos Académicos (PAEA)” por considerarlo el más completo y eficiente.

Desarrollar este libro ha sido para mí una experiencia enriquecedora ya que me ha permitido reflexionar sobre mi propio papel de docente y cambiar algunos aspectos del mismo; espero que su estudio resulte igualmente útil y grato al lector. Escrito en un lenguaje sencillo, con un mínimo de conceptos técnicos psicológicos, puede servir de orientación tanto a profesores y alumnos universitarios de las diferentes disciplinas científicas como a profesores de Educación Secundaria y Bachillerato que deseen preparar a sus estudiantes para el ingreso en la Universidad o en el mundo laboral. A los profesores les puede servir de apoyo en la comprensión y enseñanza de las competencias y a los estudiantes, en el desarrollo de sus capacidades y en la adquisición de conocimientos significativos.

Cierto es que el camino que queda por recorrer es largo, que todavía la conveniencia de dominar las competencias cognitivas no ha sido totalmente asumida. Pero también es cierto que el mundo ha cambiado: de un modelo de sociedad basado en la industria se ha pasado a un modelo de sociedad basado en el aprendizaje, para lo cual se requieren profesionales pertrechados con competencias que les permitan pensar por sí mismos y mostrarse emprendedores, modificadores y reguladores de sus propias actuaciones de manera consciente, continuada y rápida.

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Alcance del constructo competencia

El constructo competencia ha alcanzado gran importancia en la última década y es utilizado tanto en la legislación profesional como en la educativa. El deseo de organizar la Educación Superior en torno a este término queda consolidado por los diferentes acuerdos obtenidos en la Unión Europea para ofrecer a los ciudadanos una formación más completa y así facilitarles su ingreso en el mercado laboral, cada vez más exigente. Se espera que, con tales acuerdos, las instituciones académicas se refuercen –equiparando los títulos que otorgan– y se renueven, movilizando a estudiantes y profesores por todo el espacio europeo y estableciendo un nuevo sistema de créditos educativos para organizar los currículos formativos de los estudiantes universitarios lo que se conoce como European Credit Transfer System (ECTS).

La competencia, asociada con componentes mentales, culturales, actitudinales y conductuales, enfatiza la aplicación de conocimientos y procedimientos en el saber hacer. Una persona competente es aquella que posee la creatividad, la disposición y las cualidades necesarias para hacer algo cada vez mejor y justificar lo que hace, es decir su conducta. Para ser y mantenerse competente ha de ejercitarse persistentemente el autoanálisis con el fin de conocer las posibilidades de progreso o de fracaso de las que se disponen. Sólo la persona que sabe observarse y evaluarse críticamente podrá actuar con la disposición suficiente para lograr el efecto que desea.

En este primer capítulo se comenta lo que se entiende por competencia, se describen algunas clasificaciones de la misma, se examinan los niveles de las competencias cognitivas, se las relaciona con las enseñanzas oficiales universitarias, se plantea la posibilidad de mejorarlas y se comentan algunos aspectos de su evaluación.

¿Qué se entiende por competencia?

El informe de la UNESCO realizado por la Comisión Internacional sobre Educación presidida por Delors (1996) recoge el concepto de competencia cuando concreta los objetivos del sistema educativo en cuatro líneas fundamentales:

1. Aprender a ser, o actuar con autonomía, juicio y responsabilidad personal.

2. Aprender a conocer, o asimilar conocimientos científicos y culturales, generales y específicos, que se completarán y actualizarán a lo largo de toda la vida.

3. Aprender a hacer, o adquirir procedimientos que ayuden a afrontar las dificultades que se presenten en la vida y en la profesión.

4. Aprender a convivir y trabajar juntos, o comprender mejor a los demás, el mundo y sus interrelaciones.

La educación centrada en competencias no es un concepto más, una mera técnica didáctica orientada a la ejecución inmediata de habilidades, sino que es un enfoque que contempla los aprendizajes necesarios para que el estudiante actúe de manera activa, responsable y creativa en la construcción de su proyecto de vida, tanto personal y social como profesional.

Algunos autores enmarcan la noción de competencia a partir de una perspectiva más bien social o externa; otros, desde el individuo. Los primeros destacan la capacidad para realizar tareas y desempeñar roles de acuerdo con los estándares esperados; los segundos, los rasgos personales requeridos para la ejecución de un trabajo determinado. Según Westera (2001), la competencia representa tanto un conocimiento teórico –una estructura cognitiva que genera conductas específicas– como un conocimiento en acción, aplicado, disponible para ser utilizado con un cierto nivel de destreza cuando se precise.

Puede entenderse, también, como una combinación de capacidades (habilidades), conocimientos, actitudes y conductas dirigidas a la ejecución correcta de una tarea en un contexto definido; o como una forma de actuar en la que las personas utilizan su potencial para resolver problemas o hacer algo en una situación concreta. Es una medida de lo que una persona puede hacer adecuadamente como resultado de la movilización de sus recursos y la planificación de sus acciones tras completar un proceso de aprendizaje.

Igualmente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2005) en el estudio titulado DESECO (Definition and Selection of Competences) propone una definición del término competencia como algo más que un conjunto de conocimientos y habilidades; constituye, además, una capacidad que involucra el deseo de enfrentarse a metas difíciles y de activar disposiciones psicosociales que contribuyen al logro de una respuesta satisfactoria a una realidad planteada en un ámbito profesional específico.

Estas interpretaciones del concepto de competencia aluden, en primer lugar, a su carácter eminentemente práctico: para saber si alguien es competente es indispensable observarlo cuando trabaja; no se es competente cuando sólo se sabe cómo hacer, sino cuando se realiza la acción de manera acertada. En segundo lugar, hacen referencia al hecho de efectuar algo que se sabe hacer, que es el contenido específico de la competencia. En tercer lugar, no basta con ver que una persona hace ese algo, sino que es importante conocer la actitud y la disposición con la que lo ejecuta. En cuarto lugar, dichas interpretaciones indican que la competencia es un concepto multidimensional e integrador, pues engloba tanto características del sujeto como de su entorno.

Las competencias pueden redactarse de varias formas, pero cuanto más operativas sean sus descripciones mejor, pues así resultará más fácil incorporarlas a la programación, enseñarlas con los contenidos curriculares, analizarlas en el aula y evaluarlas utilizando diferentes estrategias y criterios. En la Tabla 1.1 se proponen unos cuantos pasos para definirlas y se ilustran con un ejemplo de psicología.

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Resumiendo, pues, cabe afirmar que la competencia supone la interacción entre sus tres componentes esenciales, tal como se observa en la Figura 1.1, que son:

Un conjunto de capacidades (habilidades) que se apoyan entre sí para ejecutar con éxito una determinada tarea académica, profesional o social en un escenario concreto.

Un conjunto de conocimientos generales procedentes de disciplinas científicas afines y de conocimientos específicos propios de una profesión.

Una actitud apropiada para el desempeño de una función, es decir, una disposición al empleo de una conducta antes que otra, una tendencia al entendimiento, a la aceptación de valores sociales y culturales, a la comunicación y la cooperación con los demás sabiendo autorregular la conducta propia, tomar decisiones, asumir responsabilidades y manejar la frustración.

Figura 1.1 Componentes esenciales de la competencia

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El constructo competencia sirve también para conjuntar las metas de calidad y de equidad educativas. Por una parte, contribuye a garantizar una educación que dé respuesta a las necesidades reales de la época en la que se vive (calidad) y, por otra, pretende que dicho objetivo sea alcanzado por todo el alumnado universitario (equidad).

Clasificación de las competencias

Así como existen diversas maneras de expresar las competencias, también existen varias formas de agruparlas. Se mencionan dos: una más centrada en el sujeto: competencias básicas, personales y profesionales; y otra, en las áreas temáticas: competencias genéricas y específicas.

Competencias básicas, personales y profesionales

Se denominan competencias básicas (clave) las que son esenciales para el aprendizaje, el desempeño laboral y el desarrollo vital de los individuos. Son las siguientes: comunicación lingüística, matemáticas, conocimiento e interacción con el mundo físico, ciencias sociales y ciudadanía, conocimiento cultural y artístico, tecnologías de la información y la comunicación, aprender a aprender, autonomía e iniciativa personal (Eurydice, 2002). Estas competencias, que se consideran primordiales en la Educación Secundaria Obligatoria, están al alcance de la mayoría, son comunes para una amplia variedad de situaciones y contribuyen al aprendizaje a lo largo de toda la vida.

Las competencias personales son aquellas que permiten realizar con éxito múltiples funciones, tales como conocerse a uno mismo, adaptarse a diferentes entornos, convivir con los demás, superar dificultades y actuar de manera responsable. Estas competencias dependen, principalmente, de las capacidades y rasgos de personalidad del individuo y de las características del ambiente en el que se ejecuta la actividad, de ahí que a veces resulte difícil identificarlas.

Las competencias profesionales o laborales son las que garantizan la realización correcta de las tareas que demanda el ejercicio de una profesión. Se sabe que para ser productivo en un trabajo no sólo es necesario haber tenido un buen aprendizaje, sino también tener en cuenta la incidencia de otras variables relacionadas con el mundo laboral, por ejemplo, la complejidad de su organización y el ambiente físico y social del mismo. Si las instituciones educativas se interesan por las competencias profesionales, deberían ponerse en contacto con las empresas para determinar los elementos que el mercado requiere en materia de formación; por ello, el perfil de cada plan de estudio ha de ser flexible como lo son los puestos de trabajo en la actualidad (Gil Flores, 2007).

Competencias genéricas y específicas

La Unión Europea propone unas competencias que el estudiante universitario ha de conseguir como resultado de sus aprendizajes. Las divide en dos grupos: competencias genéricas, o transversales, y competencias específicas.

Se entiende por competencias genéricas las capacidades que, independientemente de un entorno de aprendizaje concreto, deben ejercitarse en todos los planes de estudio pues resultan ser relevantes para desempeñar de manera idónea cualquier profesión. Estas competencias rara vez se habían tenido en cuenta, al menos de manera explícita, en los currículos anteriores de la Educación Superior: la formación integral de los estudiantes no se contemplaba en las metas y en los contenidos universitarios. En estos momentos, las competencias genéricas constituyen una parte fundamental de la estructura curricular de todas las titulaciones.

El proyecto Tuning (Tuning Educational Structures in Europe), enmarcado en el proceso de convergencia y adaptación de títulos y planes de estudio al EEES y que nace con el objeto de fomentar, poner a punto y evaluar experiencias educativas en más de 100 universidades, subdivide las competencias genéricas en tres grupos: a) instrumentales, las que tienen funciones cognitivas, metodológicas, tecnológicas y lingüísticas; b) interpersonales, las relacionadas con la interacción social y la cooperación; c) sistémicas, las que implican comprensión, conocimiento y sensibilidad (González y Wagenaar, 2003). La Tabla 1.2 presenta las competencias que integran estos tres grupos.

TABLA 1.2. COMPETENCIAS GENÉRICAS ORGANIZADAS EN TRES GRUPOS: INSTRUMENTALES, INTERPERSONALES Y SISTÉMICAS
INSTRUMENTALES
Capacidad para
INTERPERSONALES
Capacidad para
SISTÉMICAS
Capacidad para

* Analizar y sintetizar información:

* Organizar y planificar.

* Adquirir conocimientos de diferentes ámbitos de estudio.

* Familiarizarse con conocimientos profesionales básicos.

* Comunicarse de forma oral y escrita en la lengua nativa.

* Conocer una segunda lengua.

* Disponer de habilidades informáticas.

* Resolver problemas.

* Tomar decisiones.

* Gestionar información derivada de fuentes diversas.

* Dominar habilidades de crítica y autocrítica:

* Trabajar en equipo.

* Desarrollar habilidades interpersonales.

* Trabajar en grupos interdisciplinarios.

* Comunicarse con expertos en otros campos.

* Apreciar la diversidad y la multiculturalidad.

* Trabajar en contextos internacionales.

* Manifestar compromiso ético.

* Aplicar el conocimiento.

* Utilizar habilidades científicas.

* Aprender a aprender.

* Adaptarse a nuevas situaciones.

* Generar nuevas ideas.

* Ejercer funciones de liderazgo.

* Entender culturas y costumbres de otros países.

* Trabajar de forma autónoma.

* Diseñar y dirigir proyectos.

* Mostrar espíritu emprendedor e iniciativa.

* Motivarse por la calidad y el logro.

* Valorar los temas ambientales.

La elección de las competencias como puntos dinámicos de referencia aporta, según el proyecto Tuning, muchas ventajas a la Educación Superior: a) fomenta la transparencia en los programas académicos y enfatiza los resultados del aprendizaje; b) asume una educación centrada en el estudiante, en su capacidad de aprender y en su compromiso y responsabilidad; c) satisface las demandas de una sociedad en constante cambio y con nuevos retos formativos; d) busca mayores niveles de ocupación laboral y ajuste ciudadano; e) proporciona un lenguaje apropiado para el intercambio y el diálogo entre las instituciones educativas y la oferta de trabajo; f) permite que las titulaciones y los poseedores de dichos títulos académicos sean comparables.

Si bien esta clasificación de las competencias puede ser discutida, no cabe la menor duda de que su sistematización constituye un excelente trabajo y un punto de partida para introducirlas en los planes de estudio de las universidades. En sus diferentes fases, el proyecto Tuning contribuyó a la definición de contenidos y perfiles profesionales en algunas disciplinas científicas, facilitó la comunicación y la transparencia entre instituciones, desarrolló modelos de estructuras curriculares para grado y posgrado, aplicó los créditos europeos a diferentes ámbitos y propuso parámetros de calidad universitaria.

Analizando la naturaleza de las principales competencias genéricas, se observa que pueden organizarse cuatro grupos: cognitivas, socio/afectivas, tecnológicas y metacognitivas. La Figura 1.2 refleja esta subdivisión y destaca los grupos de competencias que son objeto de especial desarrollo en el presente libro:

1. Cognitivas. Las que se relacionan, principalmente, con el sistema intelectual del ser humano; pueden ser: el análisis, la síntesis, la solución de problemas, la toma de decisiones, la búsqueda y gestión de información derivada de fuentes diversas, las habilidades críticas y autocríticas, la generación de nuevas ideas, el diseño y la dirección de proyectos y el espíritu emprendedor y la iniciativa. En la Tabla 1.2 estas competencias se señalan en negrita.

2. Socio/afectivas. Las que se relacionan con la convivencia con otras personas, el trabajo en grupo, la colaboración, la empatía, el control de las emociones, etc.

Figura 1.2 Competencias que se han de conseguir en el EEES

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3. Tecnológicas. Las que se relacionan con la búsqueda y el manejo de información a través de las tecnologías de la información y la comunicación y con la generación y aplicación del conocimiento. Las nuevas tecnologías facilitan la enseñanza y el aprendizaje y la comunicación con los demás.

4. Metacognitivas. Las que se relacionan con la conciencia de los propios procesos cognitivos, la regulación de la conducta (planificación, monitorización y evaluación), el aprender a aprender, el aprendizaje autónomo y la aplicación de los aprendizajes. En la Tabla 1.2 estas competencias se señalan en letra cursiva.

Las competencias específicas se refieren a las capacidades y a los conocimientos relacionados con cada una de las disciplinas académicas y con su desempeño laboral. Suponen un conjunto de conocimientos declarativos (teóricos), procedimentales (prácticos) y condicionales sobre cuándo y cómo ejecutar determinadas acciones. Son competencias propias de un perfil formativo y profesional que pueden ser compartidas por campos afines.

Para pasar del saber hacer al saber actuar hay que saber escoger, tener iniciativa, correr riesgos, reaccionar ante algo imprevisto, tomar decisiones e innovar. En la ejercitación de una competencia, básicamente específica, se han de utilizar, pues, habilidades mentales y sociales adecuadas y realizar acciones en las que se refleje el dominio que uno tiene de lo que requiere la tarea.